La moderna, siempre viva y ancestral real villa de Laredo La moderna, siempre viva y ancestral real villa de Laredo
De su puerto salió para casarse Juana la Loca y llegó para retirarse hasta el monasterio de Yuste su hijo el Emperador Carlos V.... La moderna, siempre viva y ancestral real villa de Laredo
De su puerto salió para casarse Juana la Loca y llegó para retirarse hasta el monasterio de Yuste su hijo el Emperador Carlos V.

A pesar de su innegable modernidad, de los altos edificios que bordean su Puntal, de aquella masiva invasión francesa de los años 60, de sus amplias avenidas, Laredo es una villa cargada de historia. Una localidad que fue puerto de referencia de aquella Castilla vieja, de reyes y reinas, y que hoy en día constituye uno de los focos turísticos más importantes del norte del país. Un pueblo de una gran belleza, una gran bahía y una gran playa, con casi cinco kilómetros de arenal de fina arena, y un puerto pesquero importante que descarga toneladas de bocartes y bonitos para surtir a sus fábricas de salazón. Un núcleo moderno donde destacan los restaurantes donde se sirven ricos pescados y mariscos del Cantábrico. Donde sobresalen los populares respigos (hojas tiernas de los nabos), y donde su cuida la materia prima y los productos de temporada. Donde no faltan tampoco las buenas carnes de vacuno de la zona. Un Laredo que fue pionero de la nueva cocina en Cantabria y que tiene en el Instituto Fuente Fresnedo una de las Escuelas de Hostelería más importante de la cornisa.

Sin embargo, pasear por la Puebla Vieja de Laredo es retroceder al siglo XVII. Allí, en sus estrechas callejuelas, nos encontramos un valioso tesoro artístico en retablos, sepulcros, tallas, pinturas, casonas, palacios, torres, iglesias y conventos. La Casa de Zarauz, del siglo XVIII, está hecha de nobles materiales y solemnes escudos; la de los Peregrines, es una bellísima pieza arquitectónica popular; la de los Villota de mediados del siglo XVI, posee un precioso claustro de tipo herreriano, escueto y limpio. Además están las de Hernando de Alvarado, la de los Gutiérrez Rada, la de la familia de la Hoz, la de Diego Cacho… y las Iglesias de San Francisco, actual convento de las Trinitarias, del siglo XVI; la románica Santa Catalina, que fue monasterio de benedictinos, y como culminación de una época gloriosa y viva de Laredo la parroquia de Santa María de la Asunción, bellísima edificación gótica del siglo XIII, con interesante portada de arquivoltas iconográficas.

Destacable es la línea de murallas con el torreón alzado detrás del conventode San Francisco, y la puerta de Santa María, puerta del Merenillo o San Marcial, o el arco de de la puerta de San Lorenzo, conocida como puerta de Bilbao, y el edificio del Ayuntamiento, del siglo XVII, notable ejemplo de arquitectura de Corporaciones, compuesto de dos pisos con arcos de piedra de sillería.

De Laredo salió para contraer matrimonio Juana, aquella reina de Castilla, Aragón, Mallorca, Nápoles, Sicilia y Valencia, que enloqueció de amor por un joven belga al que decían ‘El Hermoso’. Puerto también que recibió a Carlos I de España y V de Alemania camino de su retiro a Yuste. Villa real desde 1200 y cuna de los marineros que participaron en la conquista de Sevilla en 1248 y de la toma de Tarifa en 1375.

El Laredo que en 1960 se convirtió en la capital de la Costa Esmeralda y un año más tarde en el escenario del ‘Coloso de Rodas’, una gran superproducción para una villa de película.

Diego Ruiz Redactor

Santander 1960. Universidad de Cantabria. Sección de Deportes, Cantabria en la Mesa y, a veces, algo de toros.

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