Que levante la mano a quien no le guste la clásica carne asada que se come bien fría o caliente con una rica salsa,...

Que levante la mano a quien no le guste la clásica carne asada que se come bien fría o caliente con una rica salsa, una ensalada bien fresca o unas verduras al vapor. Nadie ¿verdad? y es que uno no se puede resistir ante los encantos de un riquísimo roastbeef, aunque sea en sandwich o bocadillo.

Básicamente lo que yo suelo hacer realmente es lo que se llama ‘falso roastbeef ’, en primer lugar porque lleva menos tiempo, controlo mejor el punto de la carne y, en mi modesta opinión, queda mas jugoso. El tradicional asado de carne se hace en un horno muy caliente para que se dore en superficie sin que se cueza del todo el centro de la pieza que ha de quedarse menos hecho, o según los gustos a veces muy poco hecho, pero eso también depende de la pieza que elijamos para asar.

Normalmente se utiliza el lomo, alto o bajo, pero se puede hacer con solomillo; en definitiva, preferiblemente con las partes mas tiernas. Se suele acompañar de unas patatas asadas o unas verduras.

Lo que yo os propongo es, en primer lugar, una vez que vuestro carnicero de confianza os haya atado bien la carne, la salpimentamos por todas partes y la doramos en una fuente que luego nos permita meterla en el horno, para sellarla por todas partes. Os recomiendo pedirle al carnicero que os deje una pequeña capa de grasa en la pieza, y si está suelta mejor, para luego poder retirarla más fácilmente, aparte de proporcionarle más jugosidad también añade sabor. Una vez sellada la introducimos en el horno a 170º durante unos 1520 minutos, dependiendo siempre del tamaño de la pieza. Transcurrido este tiempo, lo sacamos y lo tapamos bien dejándolo enfriar y metiéndolo a la nevera en cuanto se pueda. Es importante que la carne repose después de asarla porque así conserva sus jugos; si la cortamos nada más hacerla, los perderá.

Lo ideal es tener la complicidad suficiente con tu carnicero para que, una vez bien frío, te lo corte con la máquina –si no tienes en casa–, porque así queda bien uniforme. De lo contrario hay que hacerlo a cuchillo. Procurar cortar los filetes lo más finos que podáis, con un cuchillo bien afilado e intentado darle las menos pasadas posibles a la carne.

En definitiva, receta es bien sencilla, pero lo que es importante es tener un carnicero de confianza que os pueda ayudar, encargarle las piezas que más os apetezcan y hacerlecómplice de vuestras recetas, aunque de vez en cuando les tengáis que llevar un tupper. Creedme, merece la pena.

Ricardo Ezcurdia Cocinero

Para este profesional del mundo de la joyería la cocina es su auténtica pasión, lo que le ha llevado a realizar numerosos cursos junto a grandes cocineros. Esta afición le animó a inscribirse en el concurso televisivo Master chef, donde en alguna edición se ha quedado a escasos pasos de ser seleccionados. Colaborador habitual en Cantabria en la Mesa, pone el contrapunto con sus artículos dando la visión del cocinero aficionado, compartiendo con los lectores sus recetas y sus trucos.

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