Me encantan los niños, lo digo bien alto y claro, y cualquiera que me conozca lo sabe. Además creo que son los clientes más...

Me encantan los niños, lo digo bien alto y claro, y cualquiera que me conozca lo sabe. Además creo que son los clientes más fieles y exigentes que hay, y por eso me gustan también.

Ir con los ‘peques’ a un restaurante no es aventura fácil, de hecho si no se planea bien, y no se elige el establecimiento adecuado, puede acabar arruinando el día a todos: a los que van con esos niños y al resto de comensales.

Es cierto que no todos los establecimientos estamos preparados para recibir niños, y que no hemos ni siquiera pensado en ellos como posibles clientes. Al igual que es cierto que nuestros clientes tienen hijos y no siempre que salen de ocio gastronómico tienen con quién dejarlos, o quieren dejarlos; lo sé bien porque yo además de empresaria también soy cliente con niño.

Así que los hosteleros, siempre que nos sea posible, debemos hacerles un ‘huequito’ a los niños para que se entretengan, y habilitar algún espacio para ellos con juegos, cuentos, juguetes y mobiliario adecuado.

Y los padres, a su vez, tienen también la responsabilidad de elegir el restaurante adecuado para ir a comer con sus niños, y una vez que hayan optado, es muy importante que al hacer la reserva indiquen todos los datos y toda la información, porque a veces nos olvidamos de decir si llevamos ‘carritos’ o ‘sillitas’, o no contamos a los niños pequeños que no comen.

Esto pasa, y podemos encontrarnos con que la experiencia en el restaurante puede resultar desastrosa desde el principio porque no hay sitio físico para todo, y para todos, y la experiencia ya empieza mal.

Reservar mesa para seis y luego en la realidad venir seis adultos, más dos niños que uno de ellos necesita trona, más dos carritos de bebe, es la crónica de un desastre anunciado en la mayoría de los casos.

Y la frase «no sabía que mi cuñada traería el carrito del pequeño», o «los niños ya han comido», o «no os preocupéis que cabemos», o «cuando se despierte de la siesta ya plegamos la sillita y tenemos más sitio», la conozco y la reconozco.

Si las dos partes, hosteleros y papás, seguimos este par de premisas sencillas (espacios para niños y dar toda la información sobre la reserva), todos estaremos muchísimo más cómodos y la experiencia de salir a comer con niños no acabará como el ‘rosario de la aurora’, como tantas veces hemos visto unos y otros.

Pilar Velarde Empresaria 2.0

Tenía 19 años cuando monté mi primer negocio. Han pasado muchas cosas desde entonces, muchas y muy intensas, y no ha sido fácil en absoluto, pero ha merecido la pena.

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