Hoy os presento en estas páginas una nueva receta pero de las que marcará tu futuro en la cocina, porque en cuanto la hagas, te la van a pedir repetir hasta la saciedad. Y es que ya hemos hablado en anteriores recetas de la sopa de ajo pero es que ésta es especial, tiene un toque marinero, que le dan unas ricas almejas.
Procederemos de la siguiente manera: cortamos el pan, preferiblemente del día anterior, en rebanadas cuanto más finas mejor. Pelamos los ajos y lavamos muy bien. Las almejas, en agua con un poco de sal, y las ponemos en una sartén con un vaso pequeño de vino blanco, tapamos y esperamos a que se abran. En cuanto empiecen a abrirse retiramos del fuego y las reservamos, junto con el jugo colado que hayan soltado.
Ya lo tenemos todo, ponemos en una cazuela un chorro de aceite y los ajos hasta que se doren. En este punto se pueden retirar pero a mi me gusta dejarlos, incorporamos el pan y lo rehogamos muy bien todo junto. Espolvoreamos el pimentón, dulce o picante -yo prefiero que tenga un toque picante, pero es opcional-, y lo movemos bien para que no se nos queme.
Es el momento de incorporarle el agua con el caldo de las almejas que le aportará un toque muy especial a nuestra sopa. Una vez rompa a hervir lo dejamos unos 10 o 12 minutos, para finalmente poner nuestras almejas ya con el fuego apagado. Podemos ponerlas con la concha entera, quitarle la mitad de la concha vacía o sin concha, para los mas vagos. Eso ya queda a gusto del consumidor.
Un puñado de perejil picado y listo para servir. Cuando lo hacemos para muchos un truco muy bueno para que no se nos enfríe es meter la sopera de barro o porcelana en el horno con un poco de agua para que se mantenga caliente, quitamos el agua, servimos la sopa y a triunfar a la mesa.
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