Hace unas semanas os conté cómo aprovechar los restos de las fresas que compramos en cajas y con las que al final, antes de...

Hace unas semanas os conté cómo aprovechar los restos de las fresas que compramos en cajas y con las que al final, antes de tirarlas porque se nos estropean, hacemos una mermelada. En esta ocasión os voy a contar lo que ya es casi una tradición de finales de verano, la recogida de moras o higos para hacer mermeladas.

Este ritual se repite cada año por estas fechas y es que es un buen plan para ir con los niños, siempre teniendo la correspondiente precaución con las zarzas o con no subir muy alto en las higueras. Aún así son inevitables los arañazos o las manchas de las moras, pero eso es lo que tiene hacer la mermelada casera.

Después de la recolecta correspondiente, el lavado de la fruta para quitar todas la impurezas que puedan tener. Las secamos y las ponemos en un bol con azúcar, más o menos las cantidades son de 1/2 kg. por cada kilo de fruta; pero os recomiendo que lo hagáis a vuestro gusto. Lo dejamos unas horas para que vayan soltando el jugo con el fin de posteriormente pasarlo a una olla. Allí lo ponemos a fuego lento, añadiendo un buen chorro de limón. Lo dejamos unos 45 minutos, para que todas las moras se vayan deshaciendo y la mermelada vaya espesando, pero siempre a fuego lento. Una vez transcurrido este tiempo, pasamos la mermelada por el chino o un pasapurés para evitar las molestas pepitas.

En el caso de los higos tengo el recuerdo de pequeño de que cuando íbamos al pueblo, mi abuelo se apoderaba de la sombra de la higuera y empezaba a degustarlos hasta que mi abuela le pedía que parase. Él siempre decía que los higos como mejor saben es comiéndolos debajo de la higuera. Pues para hacer la mermelada es bien parecido, seleccionamos los higos más maduros que pelaremos, limpiaremos y trocearemos bien; los ponemos en nuestra olla con el azúcar, el chorro de limón y también agua. yo suelo poner la misma cantidad de higos, de agua y de azúcar.

Todo lo ponemos a fuego lento y vamos removiendo de vez en cuando hasta que alcance el punto de espesor deseado, momento en el cual lo retiramos del fuego y lo dejamos enfriar. Bien sencillo.

Una de las ventajas que tienen estas mermeladas es que las podemos embotar para conservarla durante más tiempo, siempre en tarros de cristal esterilizados.

Para ello debemos hervir las tapas y frascos durante 25 minutos y dejarlos secar sobre un paño limpio, de algodón, boca abajo(sin la tapa puesta). Llenamos los tarros hasta el borde superior, cerramos la tapa fuertemente (hasta que haga vacío) y ponemos al baño maría (el agua debe cubrir casi los botes por completo) durante 25 o 30 minutos, dependiendo del tamaño de los frascos. Apagamos el fuego, y dejamos enfriar las mermeladas dentro del agua.

Una vez fríos todos los recipientes, los secamos, etiquetamos y a disfrutarlas.

Ricardo Ezcurdia Cocinero

Para este profesional del mundo de la joyería la cocina es su auténtica pasión, lo que le ha llevado a realizar numerosos cursos junto a grandes cocineros. Esta afición le animó a inscribirse en el concurso televisivo Master chef, donde en alguna edición se ha quedado a escasos pasos de ser seleccionados. Colaborador habitual en Cantabria en la Mesa, pone el contrapunto con sus artículos dando la visión del cocinero aficionado, compartiendo con los lectores sus recetas y sus trucos.

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