

Súper patata
Remartini Seco 03/08/2015 David Remartinez 0

Pensaba el otro día comiendo que, como ser humano, hasta ahora me he adaptado bastante bien. Cierto que en 43 años he sido incapaz de aprender habilidades interesantes, aparte de escribir y cocinar con corrección. Dame un martillo, una cable, un bote de pintura, cualquier electrodoméstico o un preservativo, y a los pocos minutos te sentirás amenazado por un horror inefable. Sin embargo, también he capeado las abundantes aventuras de mi biografía con la gracia de los animales bobos, o sea abriendo mucho los ojos, angustiándome al principio, y dejando pasar el tiempo después. Así, tarde o temprano, acaban gustándome las cosas que me suceden. Vivo con soltura.
No se puede decir lo mismo de Supermán.
El verdadero desdichas de los tebeos no es Batman, sino el Hombre de Acero: emigrante, huérfano por duplicado, pagafantas (fijo que virgen), epítome del estrés, y empecinado salvador de un mundo que, a tenor de lo leído, está peor que antes de llegar él. Además, una duda capital: ¿por qué Supermán es sólo súperfuerte pero no súperinteligente? Responde a eso, Zaratustra, dime por qué no ha curado ya el cáncer, o el hambre, o el paro, o la calvicie o a Bankia. O por qué no ha inventado un artilugio para comer las patatas paja, esas patatas tan absurdas que no se pueden pinchar ni recoger con el tenedor y que también son demasiado pequeñas para comerlas con los dedos, señores hosteleros, de-ma-sia-do-pe-que-ñas, coño, que intenta uno vivir tranquilo, en su mundo, disfrutando de sus cómics frente a un menú del día, y acaba perdiendo la calma con tanta chorrada de guarnición.
No comments so far.
Be first to leave comment below.