El jengibre El jengibre
Estos días veraniegos son muy adecuados para disfrutar de novedades gastronómicas y para dedicar algo del tiempo de vacaciones a experimentos culinarios. Por eso... El jengibre

Estos días veraniegos son muy adecuados para disfrutar de novedades gastronómicas y para dedicar algo del tiempo de vacaciones a experimentos culinarios. Por eso vamos a dedicar estas líneas a hablar de algunos condimentos que normalmente no forman parte de nuestra alimentación, pero que por sus propiedades pueden llenar de placer nuestros platos y de salud nuestros cuerpos. Y comenzamos hoy con el jengibre, una planta de origen chino (Zingiber officinale) de la que se consume su rizoma subterráneo, que tiene una forma extraña, es muy aromática, de sabor algo picante y con numerosas propiedades saludables.

El jengibre contiene pocas grasas, pero muy sanas y ricas en aceites esenciales, poco azúcar, mucha fibra y algunas proteínas y aminoácidos. Su composición en minerales es muy beneficiosa: poca sal, mucho potasio, algo de calcio y hierro. También posee muchas vitaminas: A, C, D y varias vitaminas del complejo B.

A causa de los numerosos compuestos, no nutricionales, con poderosas propiedades curativas es una planta que la medicina tradicional china viene usando desde hace miles de años. Va bien para la prevención y alivio de problemas vasculares, incluidas las migrañas. Es eficaz contra el mareo del movimiento y los vértigos. Mascar un trozo de jengibre fresco con miel alivia estos males. Tiene efectos saludables en los procesos digestivos, es un antiinflamatorio potente, no solo mediante la ingestión; también se usan los baños de agua caliente con jengibre para aliviar los dolores musculares y articulares. Dadas sus potentes efectos expectorantes, en infusión se utilizan para aliviar los síntomas congestivos de gripes y resfriados y para el asma. Hay que tener la precaución de no tomarlo cuando se padece fiebre ya que el jengibre eleva algo la temperatura corporal.

Existe en el mercado un amplio surtido de formas de presentación de esta planta: fresco, desecado, molido, en tabletas, en galletas o en jarabe. Se nos brindan así innumerables posibilidades gastronómicas. Si lo compramos en fresco se puede conservar dos semanas en la nevera y mucho más congelado, bien envuelto en papel de aluminio. Desecado dura algo más en la nevera, dentro de un tarro de cristal. Para utilizarlo se puede rallar lo que vayamos a añadir a cualquier guiso de carne, pescado, verduras, arroz, curry o ensaladas. Se puede cortar en lonchas finas que se ponen a calentar en aceite; luego este aceite aromatizado con el jengibre se usa para rehogar o condimentar el resto de ingredientes de nuestro guiso. Al proporcionar sabor y aroma facilita el consumo de los platos sencillos para dietas de adelgazamiento; por ejemplo, cubrir con un poquito de aceite aromatizado con jengibre una loncha de merluza cocida.

El jengibre también se puede utilizar para la elaboración de postres de un agradable sabor oriental. El jengibre con almíbar es un clásico de la gastronomía china, que se vende por todas partes en tarros ya preparados para su consumo. La esencia de jengibre posee un aroma y sabor muy intensos. Sirve para alegrar con algunas gotitas el helado o el postre que vayamos a consumir.

Ya saben, tenga el jengibre en su casa y utilícelo en algún plato por lo menos un par de veces a la semana.

José Enrique Campillo Médico

Catedrático de fisiología y experto en nutrición y alimentación.

No comments so far.

Be first to leave comment below.