Rojo…, que te quiero rojo Rojo…, que te quiero rojo
Comienzan a crecer los primeros tomates de Cantabria. Francisco Corina lleva toda la vida plantando y cultivando tomates. Lo hacía de niño junto a su... Rojo…, que te quiero rojo
Comienzan a crecer los primeros tomates de Cantabria.

Francisco Corina lleva toda la vida plantando y cultivando tomates. Lo hacía de niño junto a su padre y ahora, dedicado a la jardinería profesionalmente, lo hace primavera tras primavera por prácticamente toda la comarca de Siete Villas. Un trabajo que le gusta, con el que disfruta, a pesar de la dureza del clima, los madrugones y las tardes de playa o de descanso perdidas. De esta fruta traída por los conquistadores españoles de Perú o México, no se conoce aún muy bien de cual de los dos países, en 1520, Paco lo sabe todo. En la práctica y en la teoría, a la hora de enterrar las plantas en la tierra o a la de explicar con todo detalle la vida de esta fruta que ahora está en pleno proceso de maduración. El xictomati (fruta con ombligo) que decían los aztecas, y que ahora empieza a crecer en los huertos de Cantabria, no tiene secretos para él.

Lo primero es saber cuándo hay que plantar. «En la calle -dice Paco- hay que hacerlo a primeros de mayo. Antes no es recomendable. A últimos de ese mes, a cuatro días de sol que salgan, es suficiente. Pero bueno, la fecha ideal está entre el 1 y el 15 de mayo. En invernadero se plantan a primeros de marzo. Estos ya están ahora en las tiendas puestos a la venta». Efectivamente ya se encuentran algunos de ellos y conservan todo el sabor natural. Nada que ver con los que se adquieren durante el resto del año.

En cuanto a los abonos, los mejores son los de caballo o vaca, siempre podridos

El segundo paso es conseguir unas buenas simientes. «Hay de dos tipos -afirma-, las del tomate del país y las de los híbridos. De estos últimos hay varias clases y los que más gustan son los raff, que vienen de la zona del Levante y son muy feos de aspecto. Sin embargo tienen un buen sabor, les gustan mucho a la gente. El del país es un tomate más bonito, más terciado. También se planta mucho el ‘pera’, que es el que se utiliza para embotar». Esta es una práctica habitual en las casas donde hay una gran producción. Se puede freír los tomates con cebolla, ajo, un poco de pimiento verde, sal y aceite de oliva, y tras triturar la mezcla introducir la salsa en un tarro previamente esterilizado. Otra fórmula, ahora muy extendida, es la de congelar el tomate frito.

Una vez plantada la simiente, que se puede obtener en tiendas especializadas y en algunos puestos del Mercado de la Esperanza, a precios muy económicos (no suele llegar a un euro), empieza el cuidado de la siembre. «Los tomates hay que plantarlos siempre -asegura Paco- en una tierra que esté bien movida y que no se encharque. Debe ser un sitio más bien seco. En cuanto a los abonos, los mejores son los de caballo o vaca, siempre podridos. Después hay quienes les ponen a la planta potasio o nitrógeno, sobre todo en plan industrial, para que cuajen». Conviene que las plantas estén separadas entre si unos 25 o 30 centímetros. También se suele recurrir al sulfato para evitar el daño que producen las heladas.

Al principio, según este experto, «es necesario regar bien las plantas, por lo menos dos veces por semana, dependiendo de cómo esté el tiempo. Luego ya algo menos y siempre dejándoles una sola guía. No todas dan flor. Conviene además estar pendientes de algunas enfermedades que pueden afectarles, como la brotitys o el oidio, que se suelen tratar con fulgicidas con una base de cobre. O la llamada ‘mosca blanca’ que los seca. Esta también se combate con productos químicos».

En invernadero se plantan a primeros de marzo. Estos ya están ahora en las tiendas puestos a la venta

Cuando comiencen a crecer hacia arriba, hay que atar las plantas a una estaca larga, una caña o el mismo palo de una escoba. En tiendas especializadas se venden unas guías de metal forradas de plástico. Si son varias las plantas, lo mejor, según Francisco Corina, es poner dos varillas metálicas unidas entre sí por un cable al que se atarán en vertical las plantas guiadas generalmente por un hilo de pescar. A finales de julio o principios de agosto llegará la hora de la recogida.

El tomate también se puede plantar en casa, en la terraza o en un balcón. Paco también tiene la receta mágica. «Hay que hacerlo en una maceta de 50 centímetros de profundidad y unos 40 de ancho. Ahí caben bien dos plantas. Hay que ponerlas en forma de tienda india, en triángulo y siempre orientadas al sur. Ese es un detalle fundamental».

Nuestro experto en jardines y plantas aprovecha cualquier espacio dentro de la huerta o del jardín para cultivar otros productos de temporada, como lechugas y pimientos. En la zona de Trasmiera, los verdes y rojos son excepcionales.

A Paco, cómo no, le gusta comer los tomates que planta para él y su familia. «Me gustan con lechuga y cebolla. También con bonito o simplemente con queso de Burgos. Yo me he aficionado a esto último, te lo recomiendo. Te sorprenderá».

Diego Ruiz Redactor

Santander 1960. Universidad de Cantabria. Sección de Deportes, Cantabria en la Mesa y, a veces, algo de toros.

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