Hay ciertos platos que asociamos directamente al verano. Los boquerones en vinagre, por ejemplo, son de esas cosas que llenan las barras de los...

Hay ciertos platos que asociamos directamente al verano. Los boquerones en vinagre, por ejemplo, son de esas cosas que llenan las barras de los bares pero que apetecen más incluso cuando el calor aprieta y la playa se visita más a menudo. Para mí, otro de esos platos, son las rabas. Sí, puede resultar extraño, cualquier momento del año es bueno para meterse una buena ración de calamares fritos entre pecho y espalda pero parece que con un tinto de verano delante -o una cerveza o refresco, en su defecto- y los rayos de sol apretando en una terraza sientan mejor.

Normalmente servidas con un trozo de limón al lado, el secreto para que este cefalópodo quede excelso no es nada complejo: un buen calamar fresco, que quede tierno, un rebozo ligero y nada grasiento (bien escurridas) y un aceite limpio que no deje rastros de aromas pesados. Si tuviese que elegir algunas, reconozco que las de Taberna La Radio me fascinan, en una ración enorme entrelazadas con una adictiva cebolla frita serían la comida perfecta junto a una ración de su fantástico tomate de Isla; aunque para fritura perfecta y nada grasienta están las de Cañadío, esa casa de comidas renovada que nunca falla en pleno centro cántabro. No olviden que las del Faro de Mataleñas, junto a unas buenas vistas, son también recomendables.

Deberían coger el coche también para tomar el aperitivo en La Tucho, enfrente del seminario de Corbán, cuyos fritos destacan por su calidad liviana y elegante o hacer parada y fonda en El Tronky, justo antes de llegar a Pedreña, que junto a una ración de sardinas se convertirían en la mejor ingesta para disfrutar en su terraza.

Sin duda alguna, la estrella de la comida en la playa debería ser el bocata hecho a partir de este condumio y que en la mayor parte de los chiringuitos a pie de playa podrán adquirir. Para esto me gusta el de La Cañía, al borde de la primera del Sardinero, o los que preparan en el Puntal, que hacen que el día, junto con ese dulcísimo Tupinamba, resulte redondo.

Si las quieren probar de cachón no duden en acudir a Maliaño, aunque para mí este es estrella en su tinta. Desde luego, no están todos los que son pero sí son todos los que están. Sea como sea, ¡una de rabas, por favor!

Clara PVillalón Miss Migas

Me llamo Clara, y lo soy. Soy creativa, testaruda, divertida y un poco locatis. No cierro discotecas y me gusta comer con las manos; si tengo que elegir me quedo con una cocina tradicional pero renovada, sin demasiadas esferificaciones ni metales preciosos.

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