Unidos crecen

Me llena de alegría y satisfacción que los hosteleros de mi ciudad se unan y creen ‘zona’. Que a la hora de tomar un vino pueda descubrir una buena colección de bares y restaurantes donde elegir. Lugares con una buena oferta que me permita comparar uno con otro e, incluso, decantarme por alguno en concreto. En Santander, las zonas de vino nacieron casi por generación espontánea. Fueron los propios clientes quienes hicieron el trabajo: Desde la ya desaparecida calle Cuesta a El Río de la Pila, Vargas o Peña Herbosa. Allí había bares para ‘dar y tomar’ y tan solo era cuestión de ir de uno a otro para hacer la ronda del chiqueteo o el vermú del mediodía. Pero hay profesionales de otras zonas que se lo han ‘currao’ y eso que, quizás, no lo necesitaran. Los de la calle Tetuán, por ejemplo, han sabido darle contenidos a sus negocios unidos entre sí, dejando a un lado el número de galones que pudieran tener unos y otros. A esta filosofía de la unión para el crecimiento ya se han ‘apuntado’ los hosteleros de otra importante zona de la ciudad, los de las calles Cádiz y Calderón de la Barca. ¡Suerte!