La limpieza de los filtros La limpieza de los filtros
Hoy día existe una corriente de opinión  popular, y con una cierta base científica, que establece que el principal factor determinante de la aparición de... La limpieza de los filtros

Hoy día existe una corriente de opinión  popular, y con una cierta base científica, que establece que el principal factor determinante de la aparición de numerosas enfermedades (incluido el cáncer) es la acumulación de substancias tóxicas en el organismo que hace que nuestras células en vez de vivir en un medio acuoso natural y limpio, sobrevivan en un entorno que algunos califican de agua de cloacas. Nuestro cuerpo procesa diariamente varios kilos de sustancias solidas, líquidas y gaseosas las cuales generan numerosos productos de deshecho: las proteínas producen urea, las nucleoproteínas, ácido úrico, también se producen numerosos detritus grasos y gases como el anhídrido carbónico (CO2). Además hay que sumar los detritus que genera nuestra propia actividad metabólica: vivir genera mucha basura. Afortunadamente disponemos de tres filtros principales que se encargan de limpiar nuestra sangre y expulsar al exterior los detritus: el riñón que expulsa por la orina las substancias solubles en agua, el hígado que elimina a través de la bilis y el intestino los deshechos grasos y el pulmón que expulsa parte de los gases. Estos filtros están sobrecargados de trabajo a causa de la alimentación y del estilo de vida que llevamos. Por eso es importante mantener estos filtros en perfectas condiciones y para ello es muy útil que de vez en cuando hagamos una limpieza a fondo, sobre todo, del hígado y del riñón. Para limpiar el filtro hepático podemos dedicar uno o dos días cada mes o cada dos meses. Es esencial el consumo de ajo (alicina, selenio y compuestos con azufre) crudo o guisado en casi todos nuestros platos, beber tres vasos diarios de zumo de pomelo diluido (contiene naringenina que activa enzimas detoxificantes en el hígado). Aquellas personas que estén medicadas deben abstenerse del pomelo ya que puede afectar a los medicamentos que tomen. Hay que consumir verduras de hoja ancha, crucíferas como el brócoli y la coliflor (ricos en compuestos azufrados, de ahí su olor al cocinarlas) y la alcachofa (contiene cinarina que activa la formación y la eliminación de bilis). Tomar ensaladas con aguacate (o salsas guacamole hechas en casa) y aceite de oliva virgen extra. Utilizar la cúrcuma y el pimentón (mejor de La Vera, que es ahumado y tiene un gran poder detoxificante) para aderezar nuestros platos. Para limpiar el filtro renal también podemos dedicar un día completo de vez en cuando. Lo fundamental es beber más de dos litros de agua o bebidas que la contienen como el te verde (antioxidantes) y el zumo de limón (citrato alcalinizante) muy diluido; este es mejor, siempre que se pueda, tomarlo en ayunas, quince minutos antes de desayunar. Seguir el día depurativo de una dieta sin sal y sin azúcares (dulces, azúcar, pasteles, etc.) y consumir alimentos diuréticos como los espárragos, la piña y los berros. Consumir muchas verduras en general y frutas, excepto el plátano. Evitar alimentos proteicos como carne, pescado, huevos, lácteos, legumbres y cereales, que sobrecargan el filtro renal con la urea y el ácido único. Todos estamos convencidos de limpiar los filtros del coche o del aspirador de vez en cuando ¿Por qué no hacerlo con nuestros propios filtros corporales?

José Enrique Campillo Médico

Catedrático de fisiología y experto en nutrición y alimentación.

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