Arroz sin red Arroz sin red
Este sábado, comunicamos en la columna gastroencefálica del suplemento. Tengo el móvil sumergido en un paquete de arroz desde el domingo. Mi relación con... Arroz sin red

Este sábado, comunicamos en la columna gastroencefálica del suplemento.

Tengo el móvil sumergido en un paquete de arroz desde el domingo. Mi relación con los móviles es complicada, incluso diría que tensa, una especie de Club de la Lucha doméstica donde ellos siempre son Brad Pitt. Yo, normalmente, hago de Helena Bonham Carter. Desde el pasado domingo, cada mañana me levanto con mi cara de princesa desmochada, miro el susodicho paquete, introduzco la mano adentro como hacía Amélie con las lentejas aquéllas, saco el artefacto negro, trato de arrancarlo-por-dios-carlos, y al constatar que sigue muerto lo vuelvo a sepultar en su sarcófago vertical, sin inmutarme. He visto a demasiados héroes del 3G fallecer así, de pie, empapados, estrellados, incomunicados, y ya no siento absolutamente nada. Se me secó el amor. Esta vez incluso ando carcomido por el kilo de arroz que hace las veces de vudú. ¿Se puede cocinar ese arroz después del parentésis tecnológico? ¿O se vuelve tóxico? ¿Y qué le aspiran los granos al teléfono exactamente: las conversaciones pendientes, los mensajes arrepentidos, los contactos escondidos? ¿Acaso las alarmas, hartas de ser ignoradas a pesar de su heróica perseverancia? ¿Por qué no inventan un arroz extrabsorbente y de uso específico para móviles naufragados en piscinas, en lavabos o en pis? Me fastidia perder un kilo de La Fallera de una forma tan tonta, chico, este fin de semana pensaba cocinar una paella con conejo y ahora solo tengo dos opciones: arriesgarme a que se me quede toda la familia con cara de emoticono, o comerme el conejo solo. Que también está rico, eso .

David Remartinez Redactor

(Zaragoza, 1971). Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Pontificia de Salamanca. Ha trabajado en radio, televisión y prensa, y se incorporó a la plantilla de El Diario Montañés en 2011. Actualmente trabaja en la edición digital y escribe el blog Remartini Seco.

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