Riñón por jamón Riñón por jamón
La semana pasada me enteré de que, cuando a mi padre le extirparon un riñón hace un tiempo, mi madre le regaló al cirujano... Riñón por jamón

La semana pasada me enteré de que, cuando a mi padre le extirparon un riñón hace un tiempo, mi madre le regaló al cirujano un buen jamón. Al principio me quedé perplejo. Mi madre es una mujer urbana, elegante y guapísima, y esa anécdota sonaba un pelín a Paco Martínez Soria. Luego ya me encajó. Mi madre es además de lo antedicho una mujer justa, y aquella transacción anatómica también lo fue: tú le arrancas a mi marido un órgano contaminado; y yo le quito una pata a un cerdo soberbio, la seco, y te la doy, en justo intercambio. La pierna momificada del marrano es su verdadero corazón, y el alma indiscutible de la gastronomía nacional, así que el detalle me parece cargado de significado, de aprecio y de valor. Un acierto: «Tenga lo mejor del puerco, que es lo mejor de este mundo enfermo, querido doctor. Espero que cada loncha le recuerde el agradecimiento eterno de esta humilde servidora por eviscerar al amor de su vida». Sin embargo, no me atreví a preguntarle a mi madre qué había sucedido con las intervenciones hospitalarias previas (otras ponzoñas similares en la cabeza y el colon), o si ahora que a mi padre le han extirpado con éxito unos tumores de la vejiga pensaba endosarle al médico unas criadillas o qué. Da igual, seguro que cuanto elija está rico. Aun sin emocionarle, mi madre posee un tacto delicado para la comida. Tampoco le gusta demasiado mi padre, y sin embargo ha demostrado un olfato estupendo para los hombres. Al menos para los que duran.

David Remartinez Redactor

(Zaragoza, 1971). Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Pontificia de Salamanca. Ha trabajado en radio, televisión y prensa, y se incorporó a la plantilla de El Diario Montañés en 2011. Actualmente trabaja en la edición digital y escribe el blog Remartini Seco.

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