El otro día paseaba por la Plaza de la Esperanza a la busca de algo, sin idea preconcebida, de esas veces que no piensas...

El otro día paseaba por la Plaza de la Esperanza a la busca de algo, sin idea preconcebida, de esas veces que no piensas en algo concreto para hacer, quieres que los mostradores de las pescaderías te hagan fluir las ideas. Es algo que suelo hacer, me encanta ir de puesto en puesto para que la cabeza se ponga a trabajar. Me paré delante de unos cachones que literalmente me estaban mirando y enseguida pensé en cachon, tinta, arroz. Es una recetas más que tradicional de nuestra tierra y en casa a todos nos vuelve locos.

Amablemente me lo limpiaron e importantísimo, me guardaron la tinta del animal, para poder utilizarla para mi receta.

En casa me esperaban unas magníficas cebollas rojas de Potes que me había traído mi amigo Juan Antonio y qué mejor ocasión para dar buen uso de ellas, y un pimiento verde. Todo bien picado a la cazuela con un chorro de aceite y sal.

El cachón a mí me gusta cortarlo en tacos ni muy pequeños ni muy grandes, que sean como mucho de unos dos cm. Así que una vez bien pochados el pimiento y las cebollas le añadí el cachón bien troceado, con un diente de ajo muy picado. Ahora hay que dejarlo tiempo que se haga con calma, darle vueltas para que no se nos queme el sofrito, que pierda el agua, que se evapore, que el sofrito y el cachón se hagan uno. En ese momento, un chorro de brandy le despierta y el fuego se hace en la cazuela, flameamos hasta que se consuma el alcohol.

Llega el momento de incorporar el arroz. Lo sofreímos bien durante un par de minutos y vamos añadiendo el agua, fumet, o el líquido con el que vayamos a hacerlo preferiblemente hirviendo.

Para entonces habremos triturado bien nuestra tinta con un poco de ese líquido en un vaso de batir con una túrmix, y lo añadimos para que, como dirían los Rolling Stones, lo veamos todo negro.

Dejamos que el tiempo transcurra con un ojo en nuestro arroz para que no se quede sin agua. Es conveniente dejarlo en un puchero hirviendo por si necesitamos añadir, y cuando falten unos minutos un chorro de aceite de oliva virgen extra despertará y dará vida a nuestro arroz.

Apagamos el fuego cuando el tiempo concluya y lo tapamos unos minutos.

Para rizar el rizo y que en casa te hagan reverencias ponemos agua a hervir en una cazuela y cuando esté lista la removemos con una cuchara para que gire, unas gotas de vinagre y ponemos huevo, a ser posible ecológico, de los de toda la vida de yema amarilla, lo dejamos un par de minutos y lo sacamos para ponerlo como si fuese una corona encima de nuestro arroz. Sublime.

Ricardo Ezcurdia Cocinero

Para este profesional del mundo de la joyería la cocina es su auténtica pasión, lo que le ha llevado a realizar numerosos cursos junto a grandes cocineros. Esta afición le animó a inscribirse en el concurso televisivo Master chef, donde en alguna edición se ha quedado a escasos pasos de ser seleccionados. Colaborador habitual en Cantabria en la Mesa, pone el contrapunto con sus artículos dando la visión del cocinero aficionado, compartiendo con los lectores sus recetas y sus trucos.

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