Los remedios más eficaces contra las altas temperaturas nos lo proporcionan los alimentos y las bebidas.
Este verano parece que vamos a pasar calor. Hoy disfrutamos de un respiro, pero dicen que el aire sahariano nos volverá a invadir la próxima semana. Y conviene estar preparados porque a algunas personas el calor excesivo les puede causar problemas serios de salud. Los remedios más eficaces nos lo proporcionan los alimentos y las bebidas.
Cuando la temperatura del aire supera la temperatura corporal (37ºC) el cuerpo no es capaz de irradiar calor al exterior. En estas condiciones el organismo humano solo dispone de un mecanismo de refrigeración: la sudoración. El agua del sudor que moja la piel se evapora por el calor y enfría la piel y a la sangre que circula bajo ella, y en consecuencia refrigera al cuerpo. Pero el sudor solo es eficaz si estamos lo suficientemente hidratados para producirlo. Esto ocasiona que mucha gente en la ola de calor piense que no debe beber mucho, porque percibe que si lo hace suda mucho. ¡Por supuesto! Su organismo con el agua bebida produce el sudor que lo refrigera. El no beber durante la ola de calor puede desencadenar una peligrosa deshidratación. Esta situación es especialmente grave en niños y ancianos.
Cuando sudamos, además de agua perdemos sal: el sudor está salado. Por eso no podemos hidratarnos solo con agua pura de baja mineralización. Si no disponemos de otra cosa podemos añadirle unos granitos de sal a un vaso de agua.
La tercera circunstancia que hay que tener en cuenta es que durante las horas de máximo calor debemos procurar que nuestro organismo no produzca más calor que el necesario para estar vivos. Esto puede ocurrir en dos circunstancias: hacer ejercicio físico o comer mucha cantidad de ciertos alimentos. Es evidente que en plena ola de calor hay que moverse lo menos posible. Cada vez que comemos nuestro organismo tiene que realizar un cierto trabajo para masticar, tragar, digerir, absorber por el intestino y asimilar metabólicamente los nutrientes ingeridos. Las calorías producidas por una comida abundante puede equivaler a las que se liberan durante una hora de ejercicio. Por lo tanto durante una ola de calor hay que comer poco, alimentos que no produzcan mucho efecto térmico (grasas, carnes) y poco condimentados.
Hay una especie de elixir maravilloso, típicamente hispano, que reúne todos los requisitos para soportar con éxito una ola de calor: el gazpacho en todas sus formas y estilos. Contiene agua en abundancia, sal y sus componentes son fáciles de digerir y nos proporcionan los nutrientes necesarios (vitaminas, minerales y fibra) para sobrevivir mientras dure el calor africano. Además es un remedio científicamente verificado.
Hace unos años nuestro Departamento de Fisiología de la Universidad de Extremadura fue encargado por la OTAN de investigar si el gazpacho diluido podría solucionar un grave problema de las tropas durante la guerra de Irak, el llamado ‘Estrés Térmico de Combate’. Y nuestras investigaciones (una tesis doctoral completa) demostró que el gazpacho era la mejor solución para aliviar a la tropa del efecto del calor del desierto sumado a los complicados trajes de combate que deben llevar.
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