«El guiso ganador es en honor a mi abuela Esther»

María Rodrigo. Chef Cantabria 2016. «En mi mente ahora solo tengo seguir formándome».

«Estoy como en una nube, me voy a fumar un cigarro a fuera a ver si se me pasa». A María Rodrigo, de 27 años, le acaban de llenar el maletero del coche de trofeos y además sobre su cuerpo luce la chaquetilla blanca que certifica que es la vigente campeona del Concurso Master Cantabria 2016. Un galardón importante para una joven que dejó su Salamanca natal el año pasado para formarse en la escuela de Las Carolinas en una profesión que le apasiona: la cocina. Y en dos años, y por una carambola del destino, tres premios, y los tres con sus carnes y guisos. Callos, garbanzos, carrilleras, risotto… ellos son los ingredientes con los que ha jugado en esta ocasión para llevarse las mayores distinciones.

–¿Cómo es ese guiso ganador que tantos elogios ha recibido por parte del jurado?

–Son unos callos con garbanzos, uno de los platos que mejor hacía mi abuela Esther que en paz descanse. Una receta que me enseñó y a la que yo le he dado una vuelta. Un plato que se lo dedico a ella.

–¿Y las carrilleras?

–Es un plato que me encanta. Se nota que me gustan los guisos. Estas carrilleras son un poco diferentes, no llevan ni vino ni verdura, dos ingredientes habituales en este plato. Solo llevan un poco de cebolla y patata deshidratada. Creo además que el risotto de bulgur le ha dado un buen toque.

–¿Qué planes tiene a partir de ahora y con este premio en su poder?

–En mi mente ahora solo tengo seguir formándome. Me da igual quedarme en Santander. Aquí me vine casi con lo puesto.

–¿Y porqué Santander?

–Quería dedicarme a la hostelería y me gustaba el norte. Me hablaron bien de Las Carolinas y logré entrar al darse la baja de una alumna, a pesar de que me obligaba a repetir el curso –en Las Carolinas solo dura un año la formación–, algo que me daba igual por otra parte.

–¿Cómo le dio por estudiar hostelería?

–Es algo que me gustaba y a lo que nunca me había dedicado. Antes, de hecho, había estudiado Administración y había trabajado en tiendas.

–El año pasado estuvo ya a punto de ganar con una carne.

–Sí, fue con un canutillo de rabo de toro.

María Rodrigo, que desprende simpatía a borbotones cada vez que habla, tuvo como ayudante a uno de sus compañeros de clase: David Contreras.

–¿Qué tal ese apoyo que ha tenido en esta ocasión?

–Ha sido increíble, no tengo palabras. Hemos trabajado mucho tanto él como yo.
Según Contreras, «la experiencia ha sido muy grata, a pesar del trabajo y el sacrificio. Pero la recompensa ha sido buena. María necesitaba un ayudante y siempre es bueno echarle una mano a un compañero».