El Sardinero, durante todo el año El Sardinero, durante todo el año
Desde mediados del siglo XIX, cuando nacen los ‘baños de ola’, punto de encuentro. El Sardinero es algo más que unas playas de fama... El Sardinero, durante todo el año
Desde mediados del siglo XIX, cuando nacen los ‘baños de ola’, punto de encuentro.

El Sardinero es algo más que unas playas de fama internacional, insignia de Cantabria y lugar de descanso y diversión de los santanderinos de pro a lo largo de todo el año. El Sardinero es historia, edificios singulares y calles cargadas de encanto y gentío.

Esta zona, la más noble de la ciudad, sigue rezumando aromas aristocráticos y de un pasado que se recuerda con nostalgia. Una zona llena de vida en verano y que en otoño e invierno se queda para uso y disfrute de los santanderinos. Y es que si El Sardinero se llena de belleza con el sol y el calor del verano, con el frío y la lluvia adquiere otra dimensión digna de admiración. Es el tiempo de los nativos para disfrutar en solitario, solo con la presencia de algunas caras amigas, de una zona de la capital que rezuma aromas aristocráticos.

La Plaza de Italia ya era el ‘punto de encuentro’ de los veraneantes allá por el comienzo del siglo XX. El Sardinero estaba por entonces de moda por la habitual presencia estival de los reyes Alfonso XIII y Victoria Eugenia, que disfrutaron del Palacio de la Magdalena desde 1913 hasta 1930. Los baños de ola, las apuestas en el Casino, los partidos de tenis y polo en La Magdalena, las carreras de caballos en el hipódromo de Bellavista, dieron vida a una zona de la ciudad nueva, alejada del viejo casco histórico que también supo aprovecharse de la visita de los monarcas y su corte, y que comenzó a florecer a mitad del XIX.

Antes de la reforma de la zona de la Primera playa realizada en el año 1917 –un año antes se había construido en Gran Casino– existía una plaza que, por su tamaño, se llamó en un principio ‘Del Pañuelo’ y después, de 1904 a 1938, de Augusto González de Linares. Allí tocaba la banda de música los domingos y se ubicaba una estación del tranvía de vapor de Pombo. El viejo casino de 1870 daba sus últimos coletazos de vida para dar paso al nuevo, esplendoroso, a la altura de los reyes y sus ilustres invitados.

Aquella pequeña plaza, como la de ahora, era lugar de encuentro forzoso de los veraneantes y nativos que acudían a la llamada de las playas en los meses del estío. En ella fueron levantándose el Gran Casino, el Hotel Real, el París y El Sardinero que ya había acogido a familias ilustres del país a mediados del siglo anterior.

Deambular sin prisas

Fue en el 1938 cuando la plaza llamada de ‘El Pañuelo’, aprovechándose una nueva reforma de la zona, fue rebautizada con el nombre de ‘Italia’ en homenaje a los soldados italianos que participaron en la Guerra Civil y a los cuales que se les levantó hasta un monumento.

Hoy El Sardinero: la Plaza de Italia, La Cañía, Reina Victoria, Joaquín Costa…, mantiene una gran actividad a lo largo de todo el año. En verano, sus playas, y en invierno, con ese deambular con prisas de los aficionados que los domingos se acercan hasta los Campos de Sport para presenciar los encuentros del representativo cántabro. Éstos, antes o ya de vuelta del estadio, irrumpen en los bares y cafeterías de la zona para comentar las incidencias del partido y las mejores jugadas de los verdiblancos.

Y El Sardinero, siempre engalonado con efemérides, ferias, circos, mercados… Para el disfrute de todos durante los 365 días del año.

Diego Ruiz Redactor

Santander 1960. Universidad de Cantabria. Sección de Deportes, Cantabria en la Mesa y, a veces, algo de toros.

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