Querida Margarita, el otro rostro de El Serbal

Un nuevo espacio, con identidad propia y estilo bistró, donde el cliente podrá disfrutar de picoteo y de un menú diario de 18 euros.

Los grandes restaurantes gastronómicos están obligados periódicamente a reinventarse, a proponer nuevas fórmulas y formatos, a fidelizar a su clientela y a captar a nuevos públicos. Sus precios, ligeramente por encima de la media por el tipo de menús y platos que presentan, han sido un condicionante durante los últimos años donde la economía ha sufrido una ralentización, al tiempo que un acicate para replantear conceptos y buscar nuevas vías. En este contexto, El Serbal, el único restaurante con una estrella Michelin en Santander -desde el año 2003-, ha decidido desdoblar sus instalaciones para crear un nuevo concepto, Querida Margarita, un bistró que convive desde el pasado martes con el tradicional espacio gastronómico.

Sus responsables, Rafael Prieto y José Antonio González, director de sala y chef, respectivamente, con la colaboración de Luis A. Rivas en la cocina, han afrontado este proyecto con la ilusión de poner al alcance de los clientes una alternativa, otra forma de disfrutar con la gastronomía, un formato más económico pero no exento de la calidad que subyace en todo lo que se plantea en esta casa. Así, el local se ha dividido, independizándose un comedor, que tiene acceso propio, con zona de barra y dos mesas altas.

Dentro, nueva decoración, un panel de grandes dimensiones donde lucen diferentes botellas cuyos vinos luego se podrán beber, ocho mesas y un ambiente agradable.

Menú y picoteo

En la carta de Querida Margarita (QM) manda el menú diario, que se sirve y está concebido para que sea válida tanto para el mediodía como para la noche. Su precio 18 euros, una excelente relación precio-calidad, a partir de una cocina cuidada, de mercado, en la que manda el producto de temporada. Técnicas bien ejecutadas, originalidad en los planteamientos y cuidada presentación para conseguir muy interesantes resultados.

El menú consisten en cuatro entrantes para elegir, cuatro platos principales, también a elegir, y tres postres.

El pasado martes, el día de la inauguración, el menú, a modo de ejemplo consistía en: ensalada de salmón, remolacha y tártara; mejillones en ligero escabeche; verduras salteadas y arroz del día (con boletus), de entrada. Para el principal se dar a seleccionar un plato entre el ravioli de nabo relleno de confit de pato, lombarda y endivias; calamar relleno con pisto y su tinta; pescadilla, acelga y mayonesa de su caldo; y pencas de acelgas, paleta ibérica, queso de oveja y salsa de almendras.

Ocho mesas en un comedor acogedor para disfrutar de una cocina de producto con originales planteamientos.

Para el postre, ese día la oferta era una crema de limón y fresas confitadas, trufa de chocolate y una selección de quesos.

En detalle, platos bien elaborados, con sabores definidos, más que correctos puntos de cocción y con un equilibrio entre el producto principal y las guarniciones, donde hay creatividad y distinción.

Todo ello se completa con una carta de picoteo, especialmente concebida para las cenas, aunque también está disponible en el servicio de mediodía. Así, cabe destacar el salmón marinado; las alcachofas; los propios mejillones en escabeche ligero; las gambas a la sala con ali oli de sus cabezas; la ensaladilla; los espárragos, tartufo y queso viejo; los calçots con ali oli y romescu; y degustación de quesos. Los precios de las raciones oscilan entre los 7 y los 17,50 euros.

Vinos recomendados

Para acompañar la propuesta culinaria Rafael Prieto ha seleccionado ocho vinos, que todos comparten precio, 12 euros. Las opciones son el cava Sumarroca Brut Reserva; el Monopole Siglo XXI; Alda Selección Xarel-lo; Abadía San Campío; Enate Rosado; Pettit Pitacum; Viña Real Crianza y Enate Crianza. Como se puede comprobar, vinos tintos, blancos, rosados, cavas y diferentes procedencias.

Con todo ello, el cliente puede salir por 18 euros si se decanta por el menú estrictamente y por no más de 24 euros si comparte una botella de vino. A falta de que pasen las primeras semanas, el estreno permite advertir un futuro prometedor para un establecimiento que rápidamente se pondrá de moda y donde será necesario reservar.