Ricos platos de cuchara y variedad de raciones Ricos platos de cuchara y variedad de raciones
Nueva dirección para las antiguas Bodegas Quintanilla. Desde el pasado mes de abril las antiguas Bodegas Quintanilla se denominan El Portal de Puertochico, fruto... Ricos platos de cuchara y variedad de raciones
Nueva dirección para las antiguas Bodegas Quintanilla.

Desde el pasado mes de abril las antiguas Bodegas Quintanilla se denominan El Portal de Puertochico, fruto de un cambio de responsables. Ahora, al frente de este mesón tradicional están las hermanas María José Nieto Escudero y Rocío, quien se mantiene al frente de la cocina donde ha desarrollado su trabajo aquí desde hace 15 años.

La cocina de El Portal de Puertochico mantiene la línea tradicional y casera, amparándose en una generosa carta en la que predominan las raciones.

A diario, el establecimiento cuenta con un menú del día de 12 euros, con una amplia variedad de opciones para poder elegir. Así, un día cualquiera, a modo de ejemplo, el comensal puede decantarse para el primer plato entre el cocido montañés, el ragut de cordero, la paella de marisco, la sopa de pescado, la menestra de verduras, la lasaña de carne, el puding de cabracho y el salpicón de mariscos. Para el segundo plato hay un abanico de opciones que va desde el lomo de Liébana hasta la lubina a la plancha, las carrilleras estofadas, el bacalao con tomate, el pollo relleno en salsa, los chipirones rellenos con tinta, el entrecot con patatas, los pimientos rellenos de rabo, el revuelto de setas y gambas o el escalope a la plancha.

El menú se completa con el postre y la bebida y su precio entre semana es de 12 euros, mientras que los fines de semana está en 15 euros.

Respecto a la carta, si cabe identificar a El Portal de Puertochico con una especialidad, habría que citar a los platos de cuchara y, especialmente, al cocido montañés. Guisos bien armados, sabrosos y con todos los ingredientes que exige la receta. Muy buena textura de las alubias del cocido, así como de las patatas del guiso con carne degustados en esta ocasión.

Embutidos y ensaladas

El primer bloque de la carta se centra en los embutidos ibéricos, en la cecina de León, el chorizo picante –casero, frito con patatas–, y en las jijas. Entre los quesos destaca la presencia de las elaboraciones premiadas internacionalmente de Gomber, tanto de vaca como de oveja.

Otro capítulo importante es el de ensaladas y verduras. Hay más de una decena de propuestas, que se complementan con platos de champiñones rellenos de jamón y queso, puerros con vinagreta y salmón o espárragos.

Una alternativa como entrante son los platos con huevos, ya sea en tortilla como la de bacalao, en revueltos o en sartenes (con gulas, jamón, morcilla, chorizo, beicon o jijas). Platos todos ellos para hacer un buen uso del pan.

El cuerpo principal de la carta son los pescados y las carnes. Volvemos a encontrar muchas raciones (anchoas, salpicón de marisco, gambas, croquetas de calamar, rabas, pulpo) y platos más concretos como los chipirones, los tacos de merluza a la romana, el bacalao con tomate, las albóndigas de bonito o las cebollas rellenas de bonito, pescado éste que también se prepara a la parrilla o encebollado.

Carnes

A las raciones de callos, morros, manitas de cerdo, morcilla de Burgos, croquetas de carne de ternera o lacón a la gallega, siguen otras especialidades como las albóndigas de ternera, el bistec, el escalope, el zancarrón estofado, las carrilleras o el entrecot. La relación precio calidad es uno de los puntos fuertes de este establecimiento, con raciones que oscilan entre los 8 y los 12 euros.

Postres caseros

A modo de colofón, otro aspecto destacado de la cocina de Rocío Nieto es el dedicado a los postres. La práctica totalidad son de elaboración casera, desde el flan hasta las natillas, la cuajada, el mousse de limón, la tarta de queso, la tarta de chocolate o la tarta de cuajada. El contrapunto lo pone la ración de queso fresco pasiego de Las Jarradillas.

José Luis Pérez Redactor Jefe

Historiador y arqueólogo, trabajo desde los años noventa en El Diario Montañés donde he sido coordinador editorial de publicaciones y actualmente soy redactor jefe. Escribo de gastronomía desde hace algo más de una década y coordino el suplemento Cantabria en la Mesa.

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