En Puerto Salinas, su cocinero argentino Miguel Tapia también elabora asados por encargo.
Desde hace siete años Tamara Cobo dirige el restaurante Puerto Salinas, que adopta el nombre de la urbanización donde se ubica, en Monte y junto a la S20. Se trata de un bar-restaurante que está prácticamente todo el día abierto y que entre semana funciona de forma prioritaria con el menú del día, que tiene un precio de 9 euros con el café incluido.
Al frente de la cocina está Miguel Tapia, natural de Argentina por lo que la faceta de trabajar la carne en la parrilla la domina con naturalidad. Anteriormente tuvo la oportunidad de demostrarlo en otros restaurantes cántabros -El Puerto de la Población, La Prensa…- y de otras regiones. Aquí, entre sus especialidades, además de los asados (lechazo, cabrito o cochinillo por encargo), cabe destacar el arroz con bogavante (35 euros para dos personas, con botella de vino Verdejo y postre), la paella y el chuletón a la piedra (35 euros, para dos personas a partir de una pieza de 1.200 gr. con patatas, pimientos y postre).
A diario, Puerto Salinas cuenta con un menú de 9 euros, donde un día cualquier el cliente puede encontrarse para elegir de primer plato entre una caldereta de pescado, una ensalada mixta y unos espaguettis a la boloñesa; para continuar con escalopines de ternera con salsa de queso, costilla asada, lomo de jargo a la plancha o popietas de lenguado rellenas con salsa de marisco. El menú incluye postre, agua, vino y gaseosa.
Los fines de semana, el menú tiene algunas diferencias y el precio se incrementa ligeramente hasta los 12 euros.
En las noches de los sábados, el cliente, además también puede disfrutar con música en directo, pudiéndose decantar como alternativa por una amplia variedad de raciones (volavanes, espárragos rellenos, langostinos plancha, rabas, patatas tres salsas, ibéricos, quesos, gambas), sartenes (hasta siete diferentes, con un precio de 5 euros), hamburguesas (de 2 a 5 euros) y sandwiches (de 2 a 4 euros).
José Luis Pérez Redactor Jefe
Historiador y arqueólogo, trabajo desde los años noventa en El Diario Montañés donde he sido coordinador editorial de publicaciones y actualmente soy redactor jefe. Escribo de gastronomía desde hace algo más de una década y coordino el suplemento Cantabria en la Mesa.
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