Somera, soplos de frescura en Laredo Somera, soplos de frescura en Laredo
Álvaro Velasco despliega su cocina en un pequeño pero histórico local de la Puebla Vieja. El Somera, dicen los veteranos del pueblo, fue un... Somera, soplos de frescura en Laredo
Álvaro Velasco despliega su cocina en un pequeño pero histórico local de la Puebla Vieja.

El Somera, dicen los veteranos del pueblo, fue un restaurante emblemático de la hostelería de la villa pejina, en el corazón de la Puebla Vieja. Reformado y bajo una nueva dirección desde el pasado verano, trata de hacerse un hueco de la mano de un cocinero joven, con preparación y muchas ganas, Álvaro Velasco. Natural de Tarrasa, el destino le trajo a Cantabria donde se formó como cocinero en la escuela de Las Carolina, junto a Fran Jerez, y a donde ha regresado después de completar su formación junto a grandes cocineros en restaurantes de prestigio a nivel nacional como Zuberoa, Compartir, Kabuki Wellington, Sergi Arola o Martin Berasategui. Con 33 años ha visto el sueño de tener su propio negocio, que ahora quiere dar forma poco a poco y con el que desea despertar sensaciones en los clientes.

Ciertamente la cocina de Álvaro, con una base tradicional, con toques de fusión y algunos conceptos internacionales, tiene su personalidad y, sobre todo, tiene el mérito de ser diferente en el contexto donde se encuentra. Mantiene una buena relación precio-calidad a partir de una carta corta, adecuada a las instalaciones que tiene y al objetivo de hacer las cosas bien, con detalle.

En el bloque de salado, muchas raciones para poder compartir, desde la paleta ibérica de bellota con pan con tomate Triticum al octavillo de anchoas Codesa o las rabas con aire de limón. No por conocida la técnica dejan de ser menos sorprendentes y agradables las croquetas líquidas, bien ejecutadas y ricas de verdad. El langostino crunch llama la atención como los fingers de pollo con curry.

Las ensaladas son muy generosos como se pone de relieve con la de langostinos con helado de manzana verde -muy recomendable- o la clásica César.

Otro plato de raíces internacionales es el de aguacate, con gambas y nachos. Y no podía faltar el atún rojo, que Álvaro presenta en usukuri acompañado de un pan con tomate. Interesantes las gyozas de pollo y verduras, bien secundas por una salsa kimuchi suave.

Finalmente, está la burguer, muy buena, en su punto, con la posibilidad a elección de cliente de acompañarla de foie.

Una de las especialidades de la casa está en el dulce. La carta ofrece dos posibilidades a tal cual mejor. El pastel de queso está exquisito y bien acompañado por unas galletas crumble, mientras que los bombones líquidos de chocolate blanco y yogurt pueden terminar siendo adictivos.

José Luis Pérez Redactor Jefe

Historiador y arqueólogo, trabajo desde los años noventa en El Diario Montañés donde he sido coordinador editorial de publicaciones y actualmente soy redactor jefe. Escribo de gastronomía desde hace algo más de una década y coordino el suplemento Cantabria en la Mesa.

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