Con una cuidada puesta en escena, el chef laredano maneja el buen producto con mimo y logra resultados muy satisfactorios.
De carácter jovial y muy extrovertido, Alfonso López, chef y propietario del restaurante Plaza desde hace 17 años, es todo un personaje en Laredo, conocido ‘por todo el mundo’, buen anfitrión y apasionado por su oficio. Cuando dio el paso de abrir su propio restaurante, se preocupó por completar su formación junto a grandes chefs del panorama nacional, como Pepe Rodríguez (El Bohío y Masterchef) y Manuel de la Osa (Las Rejas).
Pasado el tiempo, Alfonso año a año crece profesionalmente hablando y su restaurante ha alcanzado una madurez envidiable, hasta el punto que hace un año decidió acometer una reforma para dedicar una zona a gastrobar y de este modo subirse a lomos de una tendencia con presente y futuro. En su cocina tienen cabida tanto las propuestas más tradicionales -en su carta no pueden faltar, por ejemplo, el cogote, las carrilleras o una croquetas muy cremosas- como otras más contemporáneas, en las que actualiza conceptos con la ayuda de esmeradas presentaciones y la técnica más adecuada para cada ingrediente.
El verano es temporada alta en Laredo y el buen gourmet no puede pasar por alto una visita al Plaza, donde resulta obligados los jibiones de la bahía de Laredo, que Alfonso elabora tanto a la plancha como encebollado. También aquí se pueden degustar unas anchoas y unos boquerones de Laredo (de Laredana), que el chef presenta en una reja y que acompaña de pan tostada con un chorro de aceite.
Muy de temporada
Si los jibiones son el máximo exponente de la cocina de temporada, en la nueva carta del Plaza el chef tiene otras especialidades que resultan más que apetecibles aunque el calor apriete. Un ejemplo, los tronzones de tomate de la finca La Colina (Ignacio Parraza) con emulsión de aceite y vinagre; las verduritas con ventresca de bonito; la ensaladilla templada; o los pimientos verdes de temporada.
El Plaza es un restaurante de carta que también dispone de un menú degustación con 13 pases de 52 euros. La bodega está cuidada y cuenta con casi un centenar de referencias. Además del comedor principal, en verano tiene mucha demanda la terraza, epicentro de la vida social de Laredo.
Siguiendo con las especialidades, magnífico el tartar de atún rojo y helado de mango. Brillante y muy bien presentado el carpaccio de pulpo con helado de manzana. Y recomendable el arroz cremoso que se acompaña de un carabinero.
En general, los pescados del día son aquí un referente, desde el citado cogote de merluza; hasta el tronzón de merluza; el milhojas de merluza y centollo; el solomillo de rape con cremoso de arroz y patata; el rodaballo asado; o la lubina grande en lomos con su guarnición.
En carnes, buen punto y toque crujiente para la papada de cochinillo. Otras opciones son el solomillo con guarnición o con medallón de foie, o la carrillera de ternera de pasto glaseada y puré de canela.
Helados y postres
Una de las características que singulariza la cocina de Alfonso López es el uso del helado como guarnición en diversos platos antes de llegar al postre. Se trata de elaboraciones propias, de sabores poco convencionales y muy cremosas. Sin duda, un elemento diferencial que ensalza su cocina.
En los postres, no puede faltar un rico sorbete cítrico, pero este año hay que probar la versión de natillas y helado de maracuyá o el templado de arroz con leche y mandarina.
José Luis Pérez Redactor Jefe
Historiador y arqueólogo, trabajo desde los años noventa en El Diario Montañés donde he sido coordinador editorial de publicaciones y actualmente soy redactor jefe. Escribo de gastronomía desde hace algo más de una década y coordino el suplemento Cantabria en la Mesa.
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