El Italiano, auténtico El Italiano, auténtico
Nuevo restaurante del grupo Deluz, con cocina a la vista del cliente. Cuando Carlos Zamora (Deluz, Días desur, El Machi, La Carmencita, Celso y... El Italiano, auténtico
Nuevo restaurante del grupo Deluz, con cocina a la vista del cliente.

Cuando Carlos Zamora (Deluz, Días desur, El Machi, La Carmencita, Celso y Manolo) se mete en un nuevo proyecto hasta que se levanta el telón hay mucho trabajo para conseguir que cada detalle responda a los objetivos definidos. El pasado 13 de mayo, junto a otro de los negocios del grupo, El Machi, abrió El Italiano, un restaurante que responde a su nombre, especializado en cocina del país vecino y muy mediterránea. A este acontecimiento, le precedieron, además de adecuar el local de la calle Calderón de la Barca -mantener sus techos altos, diseñar una cocina a la vista del cliente y definir un área de tienda-, varios viajes a Italia, para buscar proveedores y propuestas que permitan al cliente más exigente llegar a la conclusión de que en Santander, en este local, se puede tomar auténtica comida italiana.

Si algo proyecta El Italiano es la autenticidad. La gran mayoría de las materias primas que se usa en la cocina -las mismas que el cliente puede comprar en la tienda- han sido seleccionadas in situ y proceden de Italia, incluida la mozzarella que llega en avión semanalmente. También los vinos, la cerveza y el café son de transalpinos. Tres miembros del equipo de cocina también tienen el pasaporte del país con forma de bota.

A partir de ahí, el equipo de cocina elabora a la vista de la gente un repertorio de platos muy extenso, más de setenta recetas, donde está todo lo básico de la cocina italiana. En barra se puede tomar a modo de pinchos la clásica focaccia, y en la carta no faltan las ensaladas y los platos con mozzarella fresca ¡qué diferencia! Antipasti, verduras, carpaccios o risottos son otras opciones perfectas para definir una sabrosa degustación.

La pasta seca llega desde los talleres de los mejores artesanos italianos, mientras que la pasta fresca se hace a diario en el propio restaurante. Dos buenos ejemplos pueden ser los raviolis rellenos de osubuco o de marisco.

Spaguethis, tagliatelle, parpadelle, lasaña… con todo tipo de guarniciones y salsa están en el catálogo del restaurante antes de llegar a las siempre muy demandadas por la gente más joven -y la menos joven- pizzas. No falta un apartado para las carnes y pescados, quizá la faceta menos conocida aquí de la cocina italiana. Algunos ejemplos pueden ser la milanesa de pollo de corral, el pescado del día al acqua pazza o los escalopines. En postres, imprescindibles el tiramisú, la tarta capresse o la panacotta.

En definitiva, un restaurante ‘de verdad’ italiano, para visitar con frecuencia y con un ticket medio de 20 euros.

José Luis Pérez Redactor Jefe

Historiador y arqueólogo, trabajo desde los años noventa en El Diario Montañés donde he sido coordinador editorial de publicaciones y actualmente soy redactor jefe. Escribo de gastronomía desde hace algo más de una década y coordino el suplemento Cantabria en la Mesa.

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