Muchas veces, cuando por la noche llegamos a casa cansados y no tenemos ganas de nada, a veces tampoco de cocinar, la mejor opción...

Muchas veces, cuando por la noche llegamos a casa cansados y no tenemos ganas de nada, a veces tampoco de cocinar, la mejor opción para hacer una cena completa es un bocata. Y digo cena completa porque el pan lo admite todo, pero absolutamente todo, queda en la opción de cada uno el poner más ingredientes o no, pero cualquier cosa cabe dentro de un bocadillo. Tenemos cereales (pan), le podemos incluir proteínas como la carne, ademas verduras como la lechuga o cualquier hoja verde. La rúcula o las espinacas tiernas le aportan un toque muy refrescante, quesos y una gran lista de alimentos que harán lo que os digo, una cena completa.

Una manera de hacerlo diferente son las tostas, o lo que viene a ser un bocadillo abierto en dos mitades. Se han popularizado de tal manera que en cualquier barra de pinchos que se precie están presentes.

Lo que esta semana os propongo es bien sencillo, hacer una tosta con los ingredientes que más os gusten o, en su defecto, con lo que tengamos más a mano, porque lo bueno de las tostas es eso, que podemos amoldarnos a lo que nos queda en la nevera y de paso despertar nuestro lado más creativo.

Lo primero es elegir el pan apropiado para nuestra creación. Hay muchos tipos, a mí me gusta que sean con la miga densa, que tengan la corteza crujiente, un pan de maíz, uno de semillas –aunque luego lo vayamos a tostar, que por cierto como mejor queda es en una plancha al fuego–. Lo ponemos por las dos caras, y depende de los ingredientes que vamos a utilizar, podemos untarlo con un diente de ajo y unas gotas de aceite. Es muy buena idea también echar un poco de aceite de oliva con unas hojas de romero, por ejemplo, o el aroma que le queramos dar, para que una vez tostado lo pincelemos, y nos dé un sabor y un aroma especiales.

También es importante la salsa que vamos a utilizar para aportar untuosidad o cremosidad a nuestra tosta. Una mayonesa de ajo negro o con mostaza y unos toques cítricos refrescantes son perfectas para casi cualquier ingrediente que le queramos poner.
Las verduras van también como anillo al dedo en este tipo de elaboraciones. A mí me gustan siempre salteadas, pero con un toque crujiente, que pongan un poco de resistencia a la hora de morder.
Aparte de los embutidos típicos, en las tostas podemos añadir carnes o pescados que nos hayan sobrado de otras elaboraciones, como roastbeef, pollo asado, un solomillo de cerdo, fiambres, etc. Aquí adquieren una relevancia especial los pescados marinados o en escabeche, son de mis preferidos; unos buenos boquerones y unos lomos de sarda en escabeche son una auténtica delicia.

Esta semana, por ejemplo, hemos cenado unas tostas en casa con solomillo de cerdo que ya teníamos preparado, cebolla bien pochada, unos champiñones en láminas a la plancha y un toque de aceite de trufa, realmente deliciosa.

Como colofón, además del toque verde del que hemos hablado, el queso por ejemplo juega un papel fundamental, sobre todo cuando las queremos gratinar; aporta unos contrapuntos de sabor especiales.
Como veréis esto de las tostas es un mundo tan amplio que, como os decía al principio, cabe «casi todo», solo tenéis que abrir la nevera y a cocinar.

Ricardo Ezcurdia Cocinero

Para este profesional del mundo de la joyería la cocina es su auténtica pasión, lo que le ha llevado a realizar numerosos cursos junto a grandes cocineros. Esta afición le animó a inscribirse en el concurso televisivo Master chef, donde en alguna edición se ha quedado a escasos pasos de ser seleccionados. Colaborador habitual en Cantabria en la Mesa, pone el contrapunto con sus artículos dando la visión del cocinero aficionado, compartiendo con los lectores sus recetas y sus trucos.

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