Las torrijas, un postre en el que también cabe la innovación Las torrijas, un postre en el que también cabe la innovación
Elaboraciones con la plancha. Fermín Cabanillas :: Hasta las cosas más tradicionales, las que parecían destinadas a mantenerse inmóviles en su creación original, pueden... Las torrijas, un postre en el que también cabe la innovación
Elaboraciones con la plancha.

Fermín Cabanillas :: Hasta las cosas más tradicionales, las que parecían destinadas a mantenerse inmóviles en su creación original, pueden innovar buscando nuevos horizontes, y eso, en Semana Santa, cuando se habla de gastronomía tiene una protagonista indiscutible: la torrija.

Un dulce tradicional con una base de pan frito que entra en los fogones cuando salen las cofradías, que cuenta ya con innovaciones para que nadie se resista a ellas, como la de una pastelería sevillana que aplica una receta de pan a la plancha, no frito, buscando innovar en un producto que parecía intocable desde hace 2.000 años.

Y es que se trata de adaptar el produc to a c ualquier persona que lo quiera consumir, tocando una receta cuya primera referencia conocida se encuentra en la obra de Marco Gavio (siglo I d.C.), que ya mencionaba una rebanada de pan sumergida en leche, que llamaba ‘ alietdulcia’ –plato dulce–, en la que, eso sí, no aparecía el huevo en su elaboración.

Para encontrar una receta en la que el pan no está frito hay que recurrir a Jorge Hurtado, un repostero que «siempre» quiere reducir grasas en todo lo que hace «y una forma de hacerlo es eliminar los fritos», algo que parece totalmente imposible a la hora de hablar de este producto cofrade en cuestión.

Hurtado lo explica mientras elabora unas torrijas «con un pan de pueblo, no de torrija, que se moja en leche, nata, alcohol, se le pone huevo, se pasa por azúcar y canela y se pone a la plancha».

La elaboración parece simple, y en unos minutos la torrija pasa de la plancha al expositor, donde le añaden posteriormente «chocolate, nutella casera, crema de almendras con base de crema pastelera, yema tostada o cualquier cosa que la consistencia del pan pueda aguantar», precisa.

Sin miel

Jorge Hurtado señala que, de todas formas, «hay clientes que la piden sin nada encima, solo con la base de pan que sale de la plancha», aunque los creadores de la idea tienen en cuenta que, al no llevar miel, «se resecan un poco más, pero la verdad es que no da tiempo, porque esto es una locura cuando llega la Semana Santa, igual que pasa en enero con el Roscón de Reyes» o con otras ideas «extrañas» de su cocina.

Con estos elementos Hurtado y su equipo le quieren dar su propio toque a ese producto que solo se elabora durante la Semana Santa, cumpliendo con la tradición de que haya elementos de la gastronomía andaluza que, por muy buenos que sean, solo se consuman en determinadas épocas del año.

En el caso de las torrijas, nadie conoce exactamente en qué momento comenzaron a consumirse, aunque parece que se debe a la necesidad de aprovechar en Cuaresma cualquier elemento en la cocina que no tuviese carne en su elaboración, para respetar en todo momento la vigilia.

Su consumo en estas fechas fue una de las costumbres que los españoles llevaron al Nuevo Mundo desde el siglo XV, por lo que muchos países de la América hispana han adoptado en sus cocinas la costumbre de mezcla pan frito con miel con su particular estilo cuando llega la Semana Santa, con todo lo que estos días conllevan, tanto en la calle, en las procesiones como en la cocina.

Redacción CEM Área de Redacción

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