El animado centro de la ciudad

Las calles de Burgos, Vargas, Peñas Redondas, San Fernando, Numancia… Lugares de gran solera.

Vargas, Peñas Redondas, Burgos, San Fernando, Alameda de Oviedo, Numancia… Calles de gran solera en en el centro de Santander. Lugares de paso continúo de gentes que deambulan entre Cuatro Caminos y el Ayuntamiento. Ruas de mucho ambiente, de parada casi obligada a la hora del aperitivo. En invierno y en verano, con terrazas donde hacer un alto antes de emprender camino arriba por la Alameda de Oviedo o para abajo por la plaza Rey Juan Carlos I y la calle Burgos. Aceras de mucho y variado comercio.

De la calle Vargas cita Simón Cabarga en su libro ‘Santander en la historia de sus calles’ que fue rotulada en 1859 en recordatorio del choque armado entre los carlistas que llegaban al mando del cabecilla Ibarrola dispuestos a apoderarse de la ciudad en noviembre de 1833, y las tropas liberales liberales mandadas por el Brigadier Iriarte. Es una calle iniciada paralelamente a la Alameda Segunda. Para reforzar el carácter de la histórica efeméride se le unió el de ‘Tres de noviembre, fecha de dicha batalla. Los años pasando, el Tres de noviembre pasó a rotular Travesía y muy posterior urbanización de los terrenos interiores paralelos a la calle Vargas. Esto sucedió en 1883, cuando se aprobó el proyecto de prolongar la calle Vargas hasta Cuatro Caminos, si bien no se realizó de inmediato, si no en 1946».

Peñas Redondas, por su parte, comenzó a figurar en el nomenclator municipal en 1868. Según Cabarga, «el primitivo proyecto señala su prolongación hasta Magallanes, lo que se realizó en 1960».

Sobre la calle Burgos, el erudito señala que «en la voz ‘Jesús de Monasterio’ se dan algunas referencias acerca de los antiguos tinglados de Becedo construidos mediado el siglo XVIII por Juan de Isla y Alvear para su fábrica de jarcia con destino a los navíos construidos en las gradas de Guarnizo. Con tal aspecto perduró el camino real de la Mies del Valle que en 1845 adquiría el nombre de Burgos (al comienzo de dicha Mies), en el plano Chávarri».

El nombre de San Fernando no apareció oficialmente hasta 1845 «en virtud del plano de Chávarri». Y sobre sus viviendas, Simón Cabarga dice en su libro que «no restan en el día más de media docena de casas viejas del pasado siglo. El resto, en su totalidad, se han construido con una rapidez espectacular».

Efectivamente, San Fernando está lleno de modernos edificios y comercios de todo tipo: un gran supermercados, tiendas de moda y complementos, bares… En el recuerdo, la fábrica de cerveza La Cruz Blanca en el solar de la plaza que ahora lleva su nombre: Las Cervezas. Y las tardes de toros con un continuo deambular de coches de caballos, subalternos y picadores camino del Coso de Cuatro Caminos.

«Don Cornelio Escalante –relata Cabarga– había cedido al común, al final de la calle Burgos y frente al Reenganche, un terreno para formar allí una plaza que hasta 1876 no vio llegar las primeras brigadas de obreros para urbanizarla. Por ello no recibió titulación hasta 1883, y quince años después se tomaba el acuerdo de construir un grupo de escuelas llamadas ‘del Oeste’.Por su parte, los Bomberos Voluntarios, ya organizados, levantaron su parque inaugurado en 1905; y en una casa formando esquina con Magallanes quedó instalada la Escuela de Comercio, que sufrió varias alternativas en su funcionamiento hasta consolidar de modo definitivo la categoría de Superior». Se trata de la ahora moderna Plaza de Numancia.