Riqueza paisajística y tradición Riqueza paisajística y tradición
Cabuérniga se sitúa en pleno corazón de la Reserva del Saja. Riqueza paisajística, forestal y tradición. Esa puede ser, sin duda alguna, la tarjeta... Riqueza paisajística y tradición
Cabuérniga se sitúa en pleno corazón de la Reserva del Saja.

Riqueza paisajística, forestal y tradición. Esa puede ser, sin duda alguna, la tarjeta de presentación del municipio de Cabuérniga, enclavado en ese paraíso a cuidar que es la Reserva del Saja. Cabuérniga, donde aún se fabrican en madera las mejores albarcas del norte del país y los rabeles más afinados, y donde se cría, con mimo y esmero, esa raza autóctona e irrepetible que es la del ganado tudanco. Una tierra llena de matices, de colores y olores, que nadie debe dejar de visitar. Un lugar que, cuando se conoce, queda grabado en el recuerdo y figura en la agenda del viajero pendiente de una nueva visita.

Cabuérniga tiene un poco más de 1.000 habitantes, repartidos en las localidades de Terán, Carmona, Selores, Valle de Cabuérniga, Fresneda, Sopeña, Renedo de Cabuérniga y Viaña. ¿Y quién en Cantabria no conoce alguno de estos pueblos?, ¿quién no ha ido a alguno de ellos a comer un cocido montañés o unas alubias con caza?, ¿quién no ha disfrutado de la vida que desprende la reserva?

Ocho pueblos con muchas cosas para ver y sentir y, desde luego, para contar después. Uno de esos atractivos del valle de Cabuérniga es el Collado de Carmona, r uta habitual de cualquier gran prueba ciclista que se precie, de 10,32 kilómetros y 600 metros de altitud, desde donde se divisan la Sierra del Escudo, el mar, el valle de Cabuérniga, el Nansa, Peña Sagra Peña Labra, los Picos de Europa y la Sierra del Cordel.

La Castañera de Terán reúne, junto a la iglesia de Santa Eulalia, del siglo XVIII, un conjunto de árboles singulares. Allí se encuentran también las antiguas escuelas y el edificio del colegio del Niño Jesús, del siglo XIX.

Destaca también el paisaje del valle de Viaña, sus hayales y sus cabañas pasiegas. Algo para disfrutar de verdad, sin prisas, oliendo y respirando los aromas que desprende la montaña cántabra.

Y en el pueblo de Carmona, como dice la canción, ‘ventanas y corredores y en la ventana más alta cayeron los mis amores…’ Palacios, casas montañesas y ese parador ubicado en una casona de grandes dimensiones de influencia herrerian del siglo XVII.

Diego Ruiz Redactor

Santander 1960. Universidad de Cantabria. Sección de Deportes, Cantabria en la Mesa y, a veces, algo de toros.

No comments so far.

Be first to leave comment below.