Dice el refranero español que del cerdo se aprovechan hasta los andares. Sinceramente no puedo estar más de acuerdo, es una carne espectacular con...

Dice el refranero español que del cerdo se aprovechan hasta los andares. Sinceramente no puedo estar más de acuerdo, es una carne espectacular con un montón de propiedades, de la que, como pasa con todo, no es recomendable abusar, pero sí que es interesante cada uno de sus cortes y gastronómicamente hablando no puede ser más importante, todos los cocidos tradicionales llevan alguna de sus partes, los platos de legumbres, y tantas y tantas elaboraciones que salen del mismo animal como los embutidos.

Una vez puesto el cerdo en el lugar que merece, que es muy alto, nosotros vamos a hacer esta semana una de las recetas que más me gustan para comer en casa un domingo, las costillas de cerdo a la barbacoa, o como dice mucha gente las bbq ribs.

No es más que un costillar asado al horno, pero lo que queremos conseguir es ese punto que hace que la carne se separe del hueso y tenga esa melosidad que haga que sea un bocado delicioso.

Para lo cual necesitaremos el costillar que vamos a salpimentar por ambas partes, y una bandeja de horno, nada más. Precalentamos el horno a 170º para cuando metamos la bandeja con nuestras costillas bajarlo a 150º. Lo que queremos es una cocción larga a una temperatura no muy alta, para conseguir un resultado espectacular.

La baja temperatura, en este caso 150º que para hacer un costillar creedme que es baja, es una tradicional forma de cocinar casera que recuerda a aquellos guisos de nuestras abuelas que estaban toda la mañana en la lumbre haciendo el ‘chup, chup’ característico e impregnaban toda la casa de un magnífico olor.

Dejamos nuestras costillas unas tres horas y media más o menos, dándoles la vuelta de vez en cuando, mientras prepararemos en un bol una mezcla con un par de cucharadas de mostaza, una de miel y unas 4 o 5 de salsa barbacoa -la que mas os guste-. Mezclamos todo bien y sacamos la bandeja del horno para, con una brocha de silicona, barnizar con mimo todo el costillar por todas partes. Volvemos a meterlo al horno y lo subimos a 180º para que se forme una especie de costra untuosa con nuestra salsa, debemos de tener bastante cuidado para que no se nos queme, las costillas adquieren un brillo y un color ‘bronceado’ muy atractivo.

El acompañamiento perfecto es una ensalada por ejemplo de rúcula con alguna fruta como la fresa o el melocotón que con el credo van de cine.

¡Atención! Son altamente adictivas.

Ricardo Ezcurdia Cocinero

Para este profesional del mundo de la joyería la cocina es su auténtica pasión, lo que le ha llevado a realizar numerosos cursos junto a grandes cocineros. Esta afición le animó a inscribirse en el concurso televisivo Master chef, donde en alguna edición se ha quedado a escasos pasos de ser seleccionados. Colaborador habitual en Cantabria en la Mesa, pone el contrapunto con sus artículos dando la visión del cocinero aficionado, compartiendo con los lectores sus recetas y sus trucos.

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