


Jesús Laya ofrece en La Brocheta un cocina que entra a primera vista.
La calle Bonifaz se ha convertido en un interesante lugar donde recalar para disfrutar con la gastronomía. Cuenta algunos establecimientos interesantes como La Brocheta, donde oficia Jesús Laya, un cocinero experto, con oficio, que ha conseguido aquí, en un lugar pequeño y acogedor, el equilibrio entre la calidad y el precio.
Entre semana, en La Brocheta triunfa el menú diario, a 12 euros, donde encuentran los trabajadores del entorno una solución interesante y variada para cumplir con algo más que un trámite. Un día cualquiera, a modo de ejemplo, el cliente puede elegir entre cocido montañés, spaguettis con chorizo y tomate o ensaladilla rusa de pulpo, de primero; y entre rollito de pollo relleno de espinacas y mozarella con salsa de mostaza, escalope de novilla a la milanesa con patatas o bacalao al pil pil con patata panadera. El menú incluye el postre casero -hojaldre relleno de nata, trufas de coco, melón o profiteroles rellenos de nata-, la bebida y el pan.
Ya por la noche y sobre manera los fines de semana, el cliente de La Brocheta se decanta más por la carta, fundamentalmente de picoteo, o por alguno de los menús degustación, uno más tradicional, con croquetas, mejollones, carrillera, chipirones, entrecot, merluza rellena de txangurro…, y otro más innovador, com sashimi, ensaladilla de bogavante, tempura de boquerones, coca de cecina, carpaccio de wagyu, albóndigas de pulpo, lomo de vaca vieja laqueado o tataki de atún rojo. Ambos menús tienen un atractivo precio de 25 euros.
En el ámbito estricto del picoteo, están las referidas especialidades así como otras que nunca fallan, como la tempura de cangrejo, el pulpo asado, los huevos estrellados, las ensaladas, el pescado del día o las carnes.
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