Sabores filipinos en Mexsia

En Mexsia cultivan la fusión, el intercambio de ideas y la creatividad más allá de los propios límites regionales y nacionales. Y lo bueno es que periódicamente la riegan, insuflan aire fresco con iniciativas como la que tuvo lugar el pasado miércoles. Una noche para recordar a partir de un menú especial para ese día con diez platos a cuatro manos por parte de dos cocineros con mucha proyección. Por un lado, el local, Lautaro Bravo, mano derecha de Óscar Calleja, primer en Annua y ahora como jefe de cocina de Mexsia. Y por otro lado, el filipino Carlos Villaflor, jefe de cocina del restaurante Vask en Manila, que dirige el torrelaveguense Chele González y gran amigo de Óscar Calleja.

En este caso, los ‘jefes’ dieron paso a sus más directos colaboradores y estos aprovecharon la oportunidad con nota alta, demostrando su valía y su capacidad de ir más allá de las pautas de sus propios restuarantes.

Entre ambos ofrecieron un menú degustación lleno de matices y de platos sorprendentes, que cautivaron el paladar de los asistentes, que solo lamentaron que esta experiencia fuese tan esporádica como lo que duró el miércoles.

El menú se compuso por un chicharrón de bacalao y jalaqueso, un pato Pekín y un estupendo aguachile de camarón con chamoy, todos ellos de Annua y Mexsia, elaborados por Lautaro y su equipo.

La primera aproximación a la cocina filipina fue una rica sopa de pollo aromática, con algas incluidas, a la que siguió otro plato de Carlos Villaflor, el sorsogon, un carabinero escoltado por un mango verde y bañado por una caldo de caricos; estupendo.

Puso el contrapunto Lautaro con el clásico y fantástico nigiri de Mexsia, de gambón con tamarindo, así como con el chicharro con coles estofadas.

Para recordar, por el sabor, textura y punto de cocción el adlai, un pichón al que Carlos acompañó con salsa erizos de mar y una especie de cous cous.

Los postres, crema de jengibre y sorbete de lichy, de Lautaro, y café arábika, de Carlos, en la línea de lo anterior, muy bien.