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El chocolate con churros sobrevive a todas las modas. Sobrevive con el paso de los años y sigue siendo la merienda preferida de muchos... Nuestra merienda favorita
El chocolate con churros sobrevive a todas las modas.

Sobrevive con el paso de los años y sigue siendo la merienda preferida de muchos españoles. Merienda y también desayuno y, curiosamente, en Cantabria, más en agosto que en ningún otro mes del año. Se trata del chocolate con churros, una combinación de muchas calorías pero que alegra el espíritu, relaja cuerpo y mente, y endulza la vida. Un tentempié con el que no pueden ni las modas ni las nuevas tendencias gastronómicas. Algo muy cántabro, con Liérganes, Puente Viesgo o Limpias como lugares míticos para su degustación, y la veterana Chocolatería Áliva de Santander, que nunca deja de tener clientes en sus mesas.

En la calle Daoíz y Velarde de la capital cántabra abría sus puertas, en el año 1960, la Chocolatería Áliva. Las hermanas Cabrero López-Dóriga, pertenecientes a una conocida familia de clase alta de la ciudad, decidieron abrir un negocio de hostelería que no requiriera cerrar muy tarde al final de la jornada. Así que se pusieron en contacto con una chocolatería gallega, llamada ‘Bonilla’, y con el asesoramiento de sus propietarios montaron Áliva, todo un acontecimiento para su época.

En la chocolatería Áliva de Santander se fríen 800 churros al día para meriendas y desayunos

Desde entonces no ha faltado la clientela en este negocio que pasó después a Santiago de Diego, un administrativo que llevaba las cuentas de las hermanas Cabrero y, posteriormente, desde 2003, a José Antonio Noriega.

La fórmula del Áliva siempre fue la misma. Unos buenos churros, elaborados con dos tipos de harina, agua y sal, y fritos después en aceite de oliva; y un chocolate único para hacer a la taza, cuya composición le costó trabajo encontrar a Santiago Diego, que recurrió a los maestros chocolateros de la fábrica de los hermanos Mata, en Herrera de Pisuerga. Al parecer, tardó varios años en dar con el sabor que buscaba.

800 churros diarios

Desde 1960, esta chocolatería no ha dejado de ofrecer su producto estrella a cántabros, castellanos y madrileños, principalmente, y, actualmente, fríe una media de 800 churros al día, y eso que según su actual propietario, «no estamos, ni con mucho, en el mejor momento. Desde hace tres años para acá hemos notado un bajón».

Harina, sal, agua, aceite de oliva para freír y azúcar para espolvorear son los ingredientes de los churros

En esta cafetería del centro de Santander se sirve el chocolate con churros generalmente a la hora de la merienda y, curiosamente, cuando más se vende es en agosto. En invierno baja la venta. Según Noriega, «tenemos muchos clientes de Palencia, Valladolid y Madrid que vienen ese mes a Santander y siempre nos visitan».

Este hostelero asegura que el secreto de su chocolate con churros está en calidad del producto. «Los churros son fáciles de hacer: harina, agua y sal. Para el chocolate utilizamos harina de fécula de maíz que es apto para los celíacos. El cacao que tenemos es especial, no se vende en ningún sitio».

Áliva es una chocolatería al uso, donde no se venden copas. «De alcohol -dice José Antonio Noriega- sólo tenemos cerveza, de barril y en botellines, y una botella de Rioja por si algún cliente lo pide». Y para los desayunos, «lo más demandado es el café con leche. Eso sí, con churros».

El tipismo de Liérganes

En Liérganes siempre fueron famosos sus dulces: los sacristanes, un hojaldre hecho a base de harina, mantequilla, sal y azúcar, o los corazones, una pasta con un marcado sabor a canela. A ellos les acompañó siempre la calidad de sus aguas, con un gran balneario construido en 1911. Sin embargo, lo realmente típico de este municipio regado por el Miera es el chocolate con churros. De siempre, la gente de Santander se ha dirigido a los bares y cafeterías de Liérganes a merendar estos dos productos. Mabel, una de las propietarias del restaurante ‘Hijas del Pez’, lleva toda la vida viendo y viviendo de esta tradición que no sabe de dónde ni cuándo comenzó. «Desde siempre -dice- en mi casa se ha hecho chocolate con churros. Mi madre ya lo preparaba».

En el mes de agosto es cuando más se sirve en Cantabria este popular tentempié

Para ella, el secreto de esta popular merienda es la calidad de sus ingredientes. «La masa de los churros -asegura- se hace en el momento. Hoy en muchos sitios es congelada. Y el chocolate es chocolate cien por cien. Se mezcla con leche entera y después se trabaja en el molinillo, batiéndolo todo poco a poco».

Recalca Mabel que los churros de ‘Hijas del Pez’ no llevan gluten y que en cuanto a las propiedades del chocolate a la taza, «algunos dicen que es relajante, pero otros no lo piden porque aseguran que les da dolor de cabeza. Yo no sé, la verdad». Como en Áliva, en Liérganes también el mes fuerte del chocolate con churros es agosto. «Es cuando llega la gente de fuera que tiene casa aquí», señala.

Puente Viesgo

Puente Viesgo es otro lugar en el que se rinde culto al chocolate con churros, desde hace décadas. Regada por el Pas, esta localidad, capital de municipio, como Liérganes, posee un histórico balneario (1898) y un buen número de locales donde degustar la merienda más popular de España. Uno de ellos es La Terraza, junto a la carretera, donde muchas personas, generalmente gente mayor y matrimonios con hijos, se acercan sobre todo los fines de semana, con buen tiempo, para ‘atacar’ a este suculento piscolabis. Gente que procede habitualmente de la zona, Torrelavega y Santander.

En La Terraza, todo es artesano. Hecho a mano, con mucho cariño, conservando la tradición y la receta que fueron pasando de madres a hijas.

En otros lugares

En Madrid se consumen muchos desayunos al cabo del año a base de chocolate con churros, aunque en la capital más típicas son las porras, con la misma receta -harina, sal, agua y azúcar para espolvorear- pero con bicarbonato para darles más volumen a la hora de freír. En Sevilla siempre fueron típicos los puestos de ‘calentitos’ donde en un cucurucho de papel se servían ruedas de churros o ‘papas’. En Granada se les conoce como tejeringos y en Jaén como tallos. Los churros, esos ‘frutos de sartén’, se encuentran también en Portugal, Francia, Italia América Latina, Filipinas y en algunas zonas de los Estados Unidos.

Diego Ruiz Redactor

Santander 1960. Universidad de Cantabria. Sección de Deportes, Cantabria en la Mesa y, a veces, algo de toros.

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