Manías de un cliente Manías de un cliente
No hay cosa que más me reviente que, al sentarme en la mesa de una terraza, en un taburete dentro o fuera del bar,... Manías de un cliente

No hay cosa que más me reviente que, al sentarme en la mesa de una terraza, en un taburete dentro o fuera del bar, o en esas barricas de madera que se han convertido en incómodo sucedáneo de un banco, me encuentre los vasos, platos, migas de pan y servilletas arrugadas dejadas por los anteriores ocupantes. Así que hay muchos días que ejerzo de camarero a la fuerza. No lo puedo evitar. Es una manía, lo sé, y como toda manía, es algo anormal, una paranoia. Los amigos y familiares me dicen que no pasa nada, que ya vendrá el camarero a quitarlo. Pero nada, que no tengo paciencia, prefiero acercarlo todo a la barra e, incluso, pedir una bayeta y dejar la mesa un poco presentable.

Pido perdón, de antemano, a los profesionales de la hostelería de Cantabria que, lógicamente, son los que más conozco. Estoy al día de sus penurias: exceso de trabajo, sueldos escasos, horas y horas de bandeja en la mano izquierda, largos turnos de trabajo, clientes toca-pelotas, jefes estresantes, etc, pero hay ciertas cosas que este señor maniático le molestan.

A esa costumbre de no retirar los servicios una vez abandonada la mesa hay que sumar otra importante. Uno se acerca a la barra y pide, por ejemplo: dos riojas, una caña y una coca-cola light. Una consumición frecuente, por otra parte. Generalmente, al cabo de unos minutos, al menos en mi caso, aparece algún amigo que se suma a la ronda y pide dos vinos más. Pues bien ¿porqué a la hora de pagar, muchas veces, se le pregunta al cliente qué es lo que se le ha servido? No es más fácil apuntarlo en una libreta y luego hacer la suma del gasto realizado. En muchos bares y restaurantes las consumiciones ya se cogen en el teléfono móvil.

En Cantabria hay camareros a los que admiro y quiero como hermanos. Son mi consuelo y me alegran los malos días, pero al próximo que me pregunte qué hemos tomado le voy limar los dos últimos vinos por lo menos. Aviso

Diego Ruiz Redactor

Santander 1960. Universidad de Cantabria. Sección de Deportes, Cantabria en la Mesa y, a veces, algo de toros.

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