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La Taberna del Herrero, en El Campón y en la calle El Rubio, ‘conquista’. Antes de que los modernos restaurantes o gastrobares perfilaran su... Argumentos de mesón
La Taberna del Herrero, en El Campón y en la calle El Rubio, ‘conquista’.

Antes de que los modernos restaurantes o gastrobares perfilaran su aspecto actual, atractivo y contemporáneo en muchos casos, la geografía nacional estaba salpicada de ventas, mesones y tabernas. Es otro concepto, más rústico, más informal, más cercano si cabe a juicio de algunos. Aunque parecía que podían entrar en declive, algunas iniciativas empresariales se empeñan en recuperar/mantener esta filosofía aunque para ello propongan escenarios más modernos aunque con toques vintage. En Santander tenemos dos buenos ejemplos que comparten dirección, La Taberna del Herrero en la calle El Rubio, en el centro de la ciudad, y La Taberna del Herrero-La Fragua en El Campón, abierta este verano por Ramón López, Nani de la Lama y otros socios. La buena relación precio-calidad, una marca de la casa.

El elemento diferencial en este establecimiento es la parrilla. La parte común de la carta se fundamenta en una amplia oferta de raciones, algunas más propias de la cocina tradicional de Cantabria -o española en general-, caso de las rabas, las croquetas, el pastel de cabracho, las anchoas, el bocarte o los mejillones, y otras típicas de la cocina castellana, caso de la sopa, los torreznillos de Pucela, la morcilla frita, la cecina de León o el pisto castellano.

Entre las carnes, destacan tras su paso por la parrilla, el chorizo criollo, los riñones de cordero, el solomillo ibérico con queso curado, las chuletillas de lechazo, el costillar de cerdo ibérico, el solomillo de vaca de Cantabria, el entrecot fileteado o el chuletón de Campoo. Además, se ofrece una hamburguesa de novilla con queso pasiego Divirín, cebolla roja, bacon, lechuga, tomate, pepinillo y patatas fritas.

También los pescados se enriquecen en sabor y texturas al pasar por la parrilla, y aquí es otro punto fuerte cuando se habla de sardinas, merluza, lubina, maganos, pulpo, bonito (en temporada), rodaballo o pescados de la lonja. Más de cocina son los callos de ternera, las ensaladas, las carrilleras de cerdo, el rabo de novilla estofado, las albóndigas de merluza, los chipirones encebollados o el bacalao a la vizcaína. Otra opción son los huevos rotos (con pimentón, jamón, chistorra, torreznos o foie de pato).

Los quesos castellanos y cántabros son aquí otra especialidad, salvo que el cliente se decante por el dulce. Hay un carro realmente atractivo.

José Luis Pérez Redactor Jefe

Historiador y arqueólogo, trabajo desde los años noventa en El Diario Montañés donde he sido coordinador editorial de publicaciones y actualmente soy redactor jefe. Escribo de gastronomía desde hace algo más de una década y coordino el suplemento Cantabria en la Mesa.

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