Chipirones rellenos

Los chipirones rellenos en su tinta son un clásico de la cocina española. Uno de esos platos nacidos del ingenio de algún mago despistado que un día se metió en la cocina para crear una espectacular obra de arte. Dicen que tal delicia procede de los fogones vascos. Si es así, ongi etorri sea y zorionak para su autor o autores. Lo cierto es que los chipirones rellenos en su tinta forman parte de la gastronomía española desde hace varios años.
Este plato es fácil de preparar aunque engorroso por aquello de que con la tinta puedes dejar la cocina azeriak batzuk egin dituzte. Tela de difícil que es el euskera este, por cierto.
Lo primero que tenemos que hacer para preparar este manjar es limpiar los ‘chipis’ por dentro. A continuación rellenamos los calamares con las aletas y los tentáculos pochaditos, huevo duro y taquitos muy pequeños de jamón.
A parte, en una sartén, pochamos bien de cebolla, ajo y pimiento verde. Cuando esté ya dorada esa máquina de hacer llorar llamada Allium Cepa –no es euskera, es su nombre científico– echamos un poco de vino blanco y dejamos que se evapore. Finalmente añadimos tomate frito y las tintas, y ponemos encima los chipirones para que se hagan en la salsa, que podremos pasar por el chino.
Así, a groso modo, hacemos los calamares en su tinta los cocinillas, seguramente siguiendo torpemente los pasos de nuestras madres.
Hay que tener en cuenta, sin embargo, algunos aspectos importantes. Tres me atrevería a decir con permiso de los profesionales. Primero, ojo con la sal. Llevan jamón en su interior y las tintas, sobre todo las de sobre, son saladas. Segundo, para que no se salga el relleno se cierran con un mondadientes o, simplemente, se da vuelta –lo de adentro a fuera– al chipirón antes de rellenarlo. Se sellará solo. Tercero, cuidado a la hora de manejar esas peligrosas tintas. Acordarse del azeriak batzuk…