Esta receta surgió esta semana, un apaño rápido, casi de ultima hora, volviendo a casa de trabajar al mediodía en la bici y pensando...

Esta receta surgió esta semana, un apaño rápido, casi de ultima hora, volviendo a casa de trabajar al mediodía en la bici y pensando a la vez qué hacer de comida. Pero es que las cosas grandes surgen así, de la nada, y esto creedme que lo es.

Pensando en lo que había en la nevera me acordé del salmorejo que hice anoche para que los tomates no se estropearan y que seguro estaba bien frío. Como me apetecía en ese momento, paré en la pescadería a punto de que cerraran y le pregunte a Raúl si le quedaba algo de bonito; por suerte quedaba una cola, perfecto. Todo empezaba a cuadrar, ya estaba viendo el plato.

Llegué a casa, corté el bonito en tacos no muy grandes, pero tampoco pequeños, de bocado, y los puse en un bol, con unas gotas de vinagre de Jerez, un chorrito de salsa de soja y un par de dientes de ajo muy picados. Lo metí en la nevera para que se mezclaran los sabores de todos los ingredientes. Mientras estaba en la nevera saque el salmorejo y lo serví en platos hondos; saqué los tacos de bonito y los salteé en una sartén bien caliente durante unos segundos, lo justo para que se dorasen, un poco de sal, un par de vueltas al pimentero y listo.

Solo quedaba poner los trozos de bonito en el salmorejo con un buen chorro de aceite de oliva y unos hojas de cilantro, que el que no quiera no se lo ponga, pero yo soy adicto.

Realmente, después de comer este plato fresco y sabroso te das cuenta de que con ingredientes bien sencillos y aprovechando su mejor momento los grandes platos que se pueden llegar a hacer. Pero no es solo eso, también creo que por muy poca idea que se pueda tener de cocina hay que echarle arrojo e intentar romper ese respeto que a veces nos producen los fogones, y plasmar esa idea, por loca que parezca, en un plato, probar, volver a probar hasta que sea de tu agrado. No tiene por que ser un plato 10, te tiene que gustar a ti, y transmitiendo esa pasión al plato acabara gustando al resto de la gente para la que cocines.

Ricardo Ezcurdia Cocinero

Para este profesional del mundo de la joyería la cocina es su auténtica pasión, lo que le ha llevado a realizar numerosos cursos junto a grandes cocineros. Esta afición le animó a inscribirse en el concurso televisivo Master chef, donde en alguna edición se ha quedado a escasos pasos de ser seleccionados. Colaborador habitual en Cantabria en la Mesa, pone el contrapunto con sus artículos dando la visión del cocinero aficionado, compartiendo con los lectores sus recetas y sus trucos.

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