La soja es una legumbre poco conocida pero de grandes propiedades -como casi todas- y una fuente de innumerables proteínas. Algunos nutricionistas incluso llegan a asegurar que la proteína de la soja es muy similar a la de la clara de huevo. Contiene también todos los aminoácidos esenciales que nuestro organismo puede sintetizar. Se trata de un grano verde, pequeño, redondo y altamente digerible.
Como casi todas las legumbres para su perfecta cocción hay que ponerla antes a remojo. Su tiempo estimado de cocción, si tenemos en cuenta el previo remojo, es de unos 20 minutos, que una vez transcurridos procederemos a escurrir y a reservar para la receta que hoy queremos hacer.
Se trata de un guiso con un toque marinero, con calamares. Soy adicto a estos cefalópodos en los sofritos, y unos langostinos que nos aportaran un toque mas chic si cabe a nuestro plato.
Comenzamos el sofrito como siempre con cebolla bien picada y tiempo, el suficiente para que nos quede bien pochada, con ese característico color y sabor dulce que nos ayuda a ligar los sabores de todos los elementos de nuestro plato. Nos vale también chalota bien picada. Una vez que la tengamos en ese punto añadimos el calamar cortado en cuadritos de un centímetro y lo sofreímos todo junto hasta que quede dorado. Añadimos entonces un vaso de vino blanco y lo dejamos reducir, seguidamente añadiremos nuestra soja verde que teníamos reservada y movemos bien. Finalizamos con las colas de langostino peladas -si queréis picadas para que todo tenga un tamaño más uniforme- o enteras. Las dejaremos un par de minutos con el fuego apagado sobre nuestro guiso y con el mismo calor residual se hacen perfectamente en su punto. Un plato muy sabroso y sorprendente para estos días ‘tontos’ de verano en los que no acaba de salir el sol.
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