Cómo alimentar nuestras bacterias Cómo alimentar nuestras bacterias
Los últimos estudios muestran que nuestro organismo esta formado por unos diez billones de células, pero que en él viven más de cien billones... Cómo alimentar nuestras bacterias

Los últimos estudios muestran que nuestro organismo esta formado por unos diez billones de células, pero que en él viven más de cien billones de bacterias y microorganismos diversos ¡diez bacterias por cada célula! Estos bichitos microscópicos llenan nuestro intestino (desde la boca al ano), vagina, vías urinarias, vías respiratorias y piel, donde viven a gusto y desempeñan una labor muy beneficiosa para nuestra salud y felicidad. Realmente somos un almacén andante de bacterias.

Tienen una especial importancia las bacterias que habitan nuestro intestino. Adviertan que en nuestro cuerpo existen unos doscientos tipos diferentes de células (hepáticas, cardiacas, neuronas, glóbulos rojos, etc.), pero en el intestino habitan más de cuatrocientas especies diferentes de bacterias. Estas bacterias se alimentan de lo que comemos y tienen su propio metabolismo. Producen substancias que luego nuestro intestino absorbe y pasan a la sangre y ejercen sus funciones a distancia. Por esta vía las bacterias intestinales pueden influir en la salud de todo el organismo (estado de nuestras defensas inmunológicas, regulación del peso corporal, etc.) y en nuestro estado de ánimo (depresión, actividad cerebral). Hay que tener a nuestras bacterias contentas para que llenen nuestro organismo con sus productos beneficiosos y para ello hay que alimentarlas como es debido. El verano es una buena ocasión para hacer las paces con nuestras bacterias intestinales y por eso les propongo un ejemplo de menú para lograrlo.

Desayuno: Un vaso de cualquier fruta licuada (no zumo, sino fruta entera). Una taza de té negro con o sin leche desnatada. Media tostada de pan integral con aceite de oliva virgen extra. La tostada se puede alternar con, o sustituir por, un par de cucharadas de avena. No tomar ningún dulce, ni azúcar, ni miel.

Media mañana: Un yogur enriquecido con lactobacilus y bifidus o requesón con un poco de pan integral.

Almuerzo: Una ensalada variada aderezada con aceite de oliva virgen, vinagre de sidra de manzana, un poco de polvo de raíz de jengibre y dos cucharaditas de chía. De segundo plato una carne magra o pescado a la plancha con una guarnición de verduras variadas. El pan siempre integral. Un plátano de postre

Merienda: Un té con leche desnatada y edulcorantes o un yogur con bayas (arándanos, etc.)

Cena: Un plato de verduras guisadas (espárragos, alcachofas, remolacha, puerro, entre otras) de la manera que prefieran pero ni fritas ni rebozadas. Aderezadas como la ensalada de la comida, con chía y jengibre. De segundo, alternando con el almuerzo, carne magra, pescado o huevo revuelto. Con algo de arroz o patatas asadas o de guarnición. El pan siempre integral. De postre, queso o fermentados tipo tempe o tofu.

Pos cena: Un rato después de cenar, comer un par de nueces o algunas almendras.

Durante todo ese día no tomar ni alcohol, ni dulces, ni fritos, ni platos o alimentos preparados industrialmente.

Estas recomendaciones para alimentar a nuestras bacterias se pueden seguir de dos maneras. Se puede seguir, de vez en cuando, un día con el plan completo. También se puede introducir en nuestra alimentación habitual algunas de las recomendaciones que se han propuesto.

José Enrique Campillo Médico

Catedrático de fisiología y experto en nutrición y alimentación.

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