Para comer lo mejor de la temporada Para comer lo mejor de la temporada
Iván Rodríguez ofrece una degustación con productos excelsos que trata con mimo. En el año 2009 abrieron en esta localidad su propio restaurante Iván... Para comer lo mejor de la temporada
Iván Rodríguez ofrece una degustación con productos excelsos que trata con mimo.

En el año 2009 abrieron en esta localidad su propio restaurante Iván Rodríguez Arrizabalaga y Lorena Gómez, una pareja joven con muchas ganas de proyectar una gastronomía de calidad que se apoya en el producto de temporada y en las materias primas del entorno directo. Su trabajo desde entonces no ha pasado desapercibido para quienes valoran este tipo de cocina. Iván ha participado con éxito en concursos, ganando por ejemplo el año pasado el certamen a la mejor tortilla de patata tradicional de Cantabria y al mejor pincho de la Feria de la Anchoa de Santoña. La barra del bar es un ‘sabroso’ anticipo de lo que luego el comensal se podrá encontrar en la carta del restaurante o en los diferentes menús que se proponen.

La carta del As de Guía es coherente y destaca por platos singulares más que por una relación interminable de sugerentes. Entre las especialidades del chef, brillan con luz propia tanto los arroces como los revueltos.

De cara al verano 2015, Iván ha apostado por un nuevo menú degustación. Habitualmente cuenta con un menú del día de 16 euros que supura calidad y originalidad para lo que se frecuenta, y con un menú ‘Degusta Tradición’, en el que están presentes algunos de los platos emblemáticos de establecimiento, como la anchoa del Cantábrico con queso Braniza de Las Jarradillas, el soberbio revuelto de patatas pobres con foie a la plancha, las almejas finas de Santoña en salsa verde, el arroz meloso con pulpo, gambas rojas y queso Flor del Pas ahumado y en postre del día. Todo, por 26 euros.

Materia prima

Desde comienzos de este mes de julio el cliente del As de Guía también podrá decantarse por el denominado menú ‘Degusta Temporada’, una apuesta por el producto del momento, por las materias primas en estado puro, tratadas con mimo entre los fogones por el propio Iván y por su cuñada Lorena. El menú tiene un precio de 30 euros -sin bebidas-, que responde a la calidad y la técnica que se puede saborear.

La degustación comienza con un tomate de Cantabria con su aceite de oliva virgen extra, con albahaca, y acompañado de sashimis de pescado y marisco, que en este caso eran de gamba y cabracho. El detalle del plato son un punto de wasabi y de ajo negro. Por la calidad del tomate, extraordinario y pleno de sabor, procedente de las huertas de un productor próximo como Ignacio Parraza, y por el toque original de los sashimis, se puede postular este plato a la categoría sobresaliente.

Continúa el guiño a la cocina y a las técnicas orientales con un tataki, pero en este caso de bonito del norte con cebolla roja y jengibre que acompaña con un helado de violetas con el que pone el contraste de temperatura y textura. Otro gran plato.

No podía faltar en el menú un arroz, seña de identidad de la casa. Para la ocasión Iván se ha decantado por un arroz negro con jibión de anzuelo y un sorprendente ravioli de yema. Mucho sabor y una buena construcción.

El menú avanza con el pescado del día y su guarnición. Este varía según el mercado y puede ser una ventresca de bonito con patatas y cebolla. El pescado en su punto y la piel muy crujiente; exquisito al paladar.

Concluye el menú con un postre casero de los que forman parte de la carta. El brownie de chocolate con helado de avellanas es una buena elección, pero no hay que descartar una deliciosa crema de yogurt y limón, con gelee de naranja y sorbete de gin tonic.

Este menú no incluye en su precio de 30 euros la bebida y se servirá únicamente en mesas completas. Para el maridaje, una opción a tener en cuenta puede ser algún vino blanco de Cantabria, bien fresco. Y para terminar, además del Café Dromedario, hay carta propia de vinos dulces y de combinados.

José Luis Pérez Redactor Jefe

Historiador y arqueólogo, trabajo desde los años noventa en El Diario Montañés donde he sido coordinador editorial de publicaciones y actualmente soy redactor jefe. Escribo de gastronomía desde hace algo más de una década y coordino el suplemento Cantabria en la Mesa.

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