Comida callejera de calidad

Emergen los food trucks pero topan con las trabas burocráticas.

El concepto food truck define en inglés al ‘camión de comida’ o al ‘puesto de comida ambulante’, generalmente sobre una furgoneta con estilo retro tipo la mítica Citroën HY. En Estados Unidos es un fenómeno que goza de una amplia aceptación, que se vincula más a la comida gourmet que a la comida callejera o comida rápida (fast food) y que cada año mueve más de 2.500 millones de euros. Como las grandes modas, ésta también ha cruzado el Atlántico y está calando en España, pero no sin dificultades, especialmente por las trabas burocráticas y administrativas que generalmente ponen los ayuntamientos a la instalación de estas furgonetas.

Los emprendedores que se ha decantado por este ‘modo de vida’, no entienden porque no se permite a las food trucks acogerse a la normativa que regula la venta ambulante de alimentos -como los puestos de churros, heladerías o castañas- ni contar con un status semejante al que tienen las casetas en las ya tan arraigadas ferias de día. Algo incomprensible y que va en contra de una tendencia gastronómica emergente, protagonizada tanto por jóvenes empresarios con inquietudes como por chefs más consolidados que apuestan por acercarse a los clientes con propuestas diferentes.

Pese a todo, poco a poco surgen iniciativas que permiten comprobar que este formato tiene buen acogida en determinados contextos -fiestas, ferias, concentraciones…-, en épocas del año donde el buen tiempo acompaña y que no tiene que ser considerado un rival para los restaurantes, sino un complemento. La gran apuestas de sus impulsores es situar a los food trucks en la categoría gourmet, sofisticada, diferenciándose de la comida callejera corriente y de baja calidad; por ello sus precios son ligeramente superiores, pero habitualmente responden bien a la relación precio-calidad.

Esta fiebre por los food trucks se puede comprobar en concentraciones como MadridEat -cada tercer fin de semana de mes junto a la Torre de Picasso de la capital de España-, por donde pasan cada día unas 40.000 personas.

En La 1 se ha estrenado ‘Cocineros al Volante’, cuyo primer programa se grabó en Comillas y contó con la participación de Óscar Calleja

Otra iniciativa destacada es el Citroën Plateselector Food Tour, que recorre este verano diferentes ciudades españoles, habiendo llegado a reunir a unas 30.000 en pleno centro de Zaragoza. Luego se presentó en San Sebastián, antes de viajar a otras ciudades importantes como Málaga, La Coruña o Madrid.

El fenómeno de las cocinas ambulantes también ha llegado a la televisión pública. Esta semana se estrenó ‘Cocineros al Volante’, un reality show que presenta Paula Prendes y que recaló en su debut en Comillas. Allí contaron con la colaboración del chef Óscar Calleja, del restaurante Annua (una estrella Michelin en San Vicente de la Barquera). Se da la circunstancia que inicialmente el programa se iba a grabar en San Vicente, pero las pocas facilidades dadas por el consistorio de la villa barquereña decantó la decisión de la productora a favor de la villa de los arzobispos, donde su ayuntamiento sí ofreció facilidades.

Gastroneta

Desde la Fundación del Español Urgente ya han propuesto una alternativa en español al término food truck, el neologismo ‘gastroneta’, con el sentido de «camioneta en la que se preparan platos de alta cocina, a menudo en ferias gastronómicas».

Para poner en marcha una gastroneta quizá lo más complicado es conseguir un vehículo que reúna las características. La más demandada es la Citroën H, de la que se fabricaron entre 1947 y 1981 más de 400.000 unidades; circularon preferentemente en Francia y Bélgica. En la actualidad puede costar, según el estado de conservación, a partir de unos 20.000 euros. También hay empresas que las alquilan ya equipadas. La inversión global se puede acercar a los 40.000 euros, teniendo en cuenta la instalación de la cocina y sus complementos.

De cara al futuro, Peugeot se ha posicionado presentando un concept-car que ahora se puede contemplar en el pabellón francés de la Exposición Universal de Milán. Se trata de un vehículo ‘desplegable’ que responde a todas las necesidades de la cocina ambulante moderna.