Mexsia y las cervezas Damm, una pareja para toda la vida Mexsia y las cervezas Damm, una pareja para toda la vida
El restaurante acogió una cena armonizada con esta bebida. Unos excelentes platos, cervezas que armonizaron perfectamente con las viandas, una agradable compañía y un... Mexsia y las cervezas Damm, una pareja para toda la vida
El restaurante acogió una cena armonizada con esta bebida.

Unos excelentes platos, cervezas que armonizaron perfectamente con las viandas, una agradable compañía y un gran maestro de ceremonias. La cena que el restaurante Mexsia organizó recientemente para descubrir que la bebida alcohólica más antigua del mundo es la pareja perfecta para la cocina mexicana y asiática reunió todos estos requisitos. Una velada en la que un experto en la materia, Carlos Cervantes, -40 años en la casa Damm- explicó detalle a detalle la historia y la leyenda de la cerveza, sus orígenes y sus creadores, sus beneficios, sus composiciones, las diferencias entre alemanas y belgas o el poder que atesoraban los antiguos maestros cerveceros, además de recitar unas cuantas anécdotas que hicieron reír a los comensales entre plato y plato y sorbo y sorbo.

A Carlos Cervantes no le gusta la palabra maridaje. Según él, «sin estar casado te lo puedes pasar muy bien». Así que prefirió el término armonizar para encabezar esta cena en la que participaron aficionados, amigos del chef Calleja, propietario del Mexsia, y algunos periodistas. Una cena que ligó perfectamente varias de las marcas de la casa Damm con la siempre espectacular y sorprendente cocina del Mexsia, bajo la creativa dirección de Óscar Calleja y Lautaro Bravo.

En su introducción, Cervantes, entre otras cosas, descubrió a los asistentes que «la cerveza y el pan son la misma cosa. El pan es mucha harina y poco agua y la cerveza mucho agua y poco harina. Y ambos necesitan levadura para hacerse» o que «en Barcelona, en el Neolítico, los primeros agricultores mojaban el pan sobrante que luego fermentaba naturalmente. El lúpulo lo introdujo Santa Hildegarda de Bingen». Y es que la cerveza, «no es un refresco, es un fermentado. Es la misma bebida que el whisky, hasta ese momento de la fermentación», afirmó.

Ya todos alrededor de la mesa, comenzaron a servirse los platos y las cervezas elegidas para la ocasión. De entrada, como fieles acompañantes durante toda la noche, unos totopos con tres salsas. Como aperitivo, y ya con una Inedit, la más floja de la noche, salió un pato lacado-pekinés, excelente. Un gran comienzo que hacía presagiar, como fue, una cena de altura. Con la misma bebida se ‘armonizó’ el primer plato, un aguchile de camarón con salsa chamoy, refrescante, con un logrado punto de picante y una textura sorprendente. Gustó mucho a los presentes, entre ellos gente joven y amante de la buena cocina, como Alicia Díez y Mónica Crespo, el langostino crujiente con ibérico y agridulce de Jerez y rollitos vietnamitas de pato con menta y shiso, servido con una salsa agridulce. Un plato que se acompañó con la popular Estrella Damm.

Continuó la fiesta con un nigiri de salmón a la llama y crispi de nori y otro tibio de gambón con frijol refrito, tamarindo y chipotle, realmente sabrosos. Aquí se optó por una A.K Damm, con más grados de alcohol. Uno de los platos más logrados en Mexsia es el gyoza de centollo, champiñón y sake, con una salsa muy suave para darle mucha jugosidad a la creación. Una weis-Damm fue la acompañante del plato. La Voll-Damm, otra de las marcas más famosas de la empresa cervecera, acompañó a unos ricos tacos de carnitas, hechos con careta de cerdo despiezada y cocida. El postre, una crema de jengibre y sorbete de lichi tuvo de pareja a la bock (cabrón)-Damm, la cerveza más antigua de Europa.

La comida picante y la cerveza están hechos el uno para el otro. Son una pareja para toda la vida.

Diego Ruiz Redactor

Santander 1960. Universidad de Cantabria. Sección de Deportes, Cantabria en la Mesa y, a veces, algo de toros.

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