Este es el típico plato de domingo nublado, de comida con familia o grupo de amigos. Aprovechamos que todavía no hace mucho calor y nos podemos dar un buen homenaje para después hacer una larga sobremesa y disfrutar con los nuestros.
El codillo es una parte de la pata del cerdo muy aromática y sabrosa, pero necesita mucho tiempo de cocción. Nosotros vamos a hacerlo en dos veces, primero cocido y luego lo acabaremos en el horno. Hay otra opción, que es comprar el codillo en salmuera con lo cual acortamos los tiempos de cocción pero lo tendríamos que poner a remojo para desalarlo.
Necesitaremos un par de codillos, una cebolla, una cabeza de ajos, cinco granos de pimienta negra, un par de hojas de laurel, todo un chorrito de aceite y una pizca de sal. Todo esto lo pondremos en una olla a presión con bien de agua, tapamos y esperamos unos 20 minutos desde que alcance la presión. Importantísimo es esperar para abrir la olla a que la presión haya bajado. Este es el momento en el que incorporaremos los garbanzos que hemos tenido a remojo, un par de patatas peladas, tres zanahorias, media col y un trozo de cecina que le va a aportar un toque especial.
Tapamos y cocemos durante otros 20 minutos a presión. Cuando haya terminado sacamos el codillo y lo pasamos a una bandeja de horno, con un chorrito de aceite de oliva, lo introducimos en el horno durante 10 minutos a 250º. El resultado es magnífico, la piel coge un tono tostado.
Lo servimos acompañado de las verduras y nuestros garbanzos.
El caldo resultante de la cocción es interesante para otras elaboraciones así que es muy buena idea incluso congelarlo.
Haciendo esto, la próxima estrella de la reunión de los domingos serás tú.
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