Sexo en Soria Sexo en Soria
La columna culinaria de este sábado es guarra, aviso. Siempre que paso por Soria paro. Soria es hermosa, recóndita y una especie de grieta,... Sexo en Soria

La columna culinaria de este sábado es guarra, aviso.

Siempre que paso por Soria paro. Soria es hermosa, recóndita y una especie de grieta, pues ya sea en la capital o en sus bosques siempre tienes la sensación de que allí no sucede nada, ni ha sucedido, ni tampoco sucederá; de que los sorianos son los únicos que han entendido el absurdo de nacer contra el tiempo y han decidido ignorarlo y vivir sin él. Soria es la nada. Una vez tuve una novia así como pánfila que siempre me preguntaba después de ayuntarnos que en qué estaba pensando. Y yo siempre le contestaba: «En Soria», y perdía la mirada exhalando el humo muy muy muy despacio. Seguro que pensaba que se acostaba con un tipo infinitamente interesante, o solo estúpido, porque un día se fue. Pero me quedó Soria, y de Soria sus torreznos, una gloria gastronómica que vale en cada mordisco tanto como un bosque entero de polvos perdidos. El otro día estaba tomando un vermú y pedí una ración (de torreznos). Al meterme el primero en la boca me sentí poseer por ese espíritu abstracto que explica las miradas ontológicas de todos los sorianos. Estaban cojonudos. Creo que son los mejores torreznos que me he comido jamás. Le pregunté al cocinero y me regaló su receta: los confita durante cuatro horas, ascendiéndoles el sabor, y al final les mete un arreón de fuego que detiene justo cuando la corteza está a punto de explotar y de transformarse en chicharro. Ese paso definitivo lo reserva para el calentón previo a servirlos. Qué maldito genio. Ese tipo acaba de aplicarle al torrezno el mecanismo del sexo ideal.

David Remartinez Redactor

(Zaragoza, 1971). Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Pontificia de Salamanca. Ha trabajado en radio, televisión y prensa, y se incorporó a la plantilla de El Diario Montañés en 2011. Actualmente trabaja en la edición digital y escribe el blog Remartini Seco.

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