Nadie nace cervecero, un cervecero se hace, con el tiempo. Todo el mundo cuando prueba la cerveza por primera vez dice lo mismo: «Sabe...

Nadie nace cervecero, un cervecero se hace, con el tiempo. Todo el mundo cuando prueba la cerveza por primera vez dice lo mismo: «Sabe a meaos». ¡Me hace una gracia?! ¿Alguien ha bebido orina alguna vez para hacer semejante comparación?

Los primeros en empezar a tomar cerveza son ellos? ¿Quién no se acuerda del típico guaperas que nos volvía locas apoyado en una pared, fumando y con su cuarto de cerveza? Nosotras vamos más tarde, nos resulta demasiado amarga y huele rara.

Entonces, con la misma edad que ellos, nos decantamos por Licor 43 con chocolate, vodka con naranja, cubata de Brugal? etc, pero siempre buscando las bebidas dulces, y si hacemos nuestros pinitos con los cuartos de cerveza son con un poquito de licor de melocotón o de manzana que parece otra cosa.

A medida que vamos creciendo nuestros gustos cambian y con ello nuestra manera de pedir. Ahora nos decantamos por combinados menos dulces y más amargos. Un claro ejemplo, el Gin&Tónic.

Y con la cerveza nos pasó lo mismo, no es que ahora las hagan menos amargas que las que probábamos de antes, sino que nuestro paladar ha cambiado, ha evolucionado.

Pero, ¿caña o cañote? Cañote, por supuesto, sobre todo si está bien tirado. Una caña bien tirada puede ser super refrescante y placentera, pero una misma caña mal tirada puede ser una experiencia super desagradable, pero lástimamente bebemos más cantidad de cañas mal tiradas que bien. Las cañas hay que tirarlas con cariño y no con espuma, sino con crema.

Yo he aprendido a tirar las cañas tan sólo hace dos años. Vicente Allende, del bar El Pino, me enseñó a tirarlas. ¡Gracias Chente!

Tirar una buena caña es más fácil de lo que nos imaginamos, solo hay que poner un poco de cariño y soltar al final el grifo del cañero para que vaya desapareciendo todo el carbónico sobrante, responsable de la espuma para dar paso a una crema que se te queda en el bigote al llevarte el vaso a la boca, como los anuncios de la leche.

Así pues caña o cañote, si está bien tirada, cañote, por supuesto.

Erika Vásquez Sumiller

Sumiller y jefe de sala en el restaurante Casona del Judío con amplia experiencia en la organización de eventos.

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