Sacha (Fogón y Botillería Sacha, Calle Juan Hurtado de Mendoza, 11. Madrid) es, sin duda alguna, uno de los templos gastronómicos de la capital....

Sacha (Fogón y Botillería Sacha, Calle Juan Hurtado de Mendoza, 11. Madrid) es, sin duda alguna, uno de los templos gastronómicos de la capital. No lo afirmo sólo por las viandas que, sus camareros de vieja escuela, sirven en la anticuada sala de mesas pequeñas y sillas incómodas, pero que tiene un encanto especial. A Sacha se va a disfrutar, a dejarse llevar por un grandísimo maestro de ceremonias con el que aprovechar una pequeña charla podría dar lugar a un año de columnas como esta que están leyendo.

Si sueñan con una comida por todo lo alto en la que el producto es tratado a las mil maravillas… berberechos descomunales, su versión de unos geniales mejillones con patatas, la suculencia de la ostra escabechada, la perfección sutil de unos cardos con borrajas, una tortilla vaga de trufa e ibérico de lo más canalla y la bestialidad sápida de su famoso tuétano, gloria bendita… aquí la tendrán a precios más que razonables, pero no pretendan encontrar ese correcto chef con chaquetilla sino un tipo campechano que tiene muy claro por qué camino moverse.

Charlamos sobre el agotamiento de los realities de cocina, la absurdez de que quince niños de nueve años salgan en las pantallas haciendo esferas y aires, la nueva moda de hacer colas para comer o cuánto relngamos de lo propio para adquirir culturas nuevas que muchas veces ni son las de verdad, entre otros muchos temas.

Mi opinión, y sólo mía, dice que los realities morirán como lo hizo Operación Triunfo ?espero que no duren tanto ni se degeneren tanto como Gran Hermano? pero siempre quedará el formato, baratísimo de producir, del cocinero haciendo recetas cual Karlos Arguiñano, ¿quién será su sucesor?

En cuanto a los niños, no veo la necesidad de mostrar elaboraciones que nunca saldrían de su bagaje gastronómico ni tecnicismos que se le escapan, incluso, a muchos profesionales. Que quede claro que no estoy menospreciando su labor, pienso que estos enanos son increíbles y las virguerías que producen son dignas de hacer la ola, pero que no se nos vaya la pinza.

Para las colas no cuenten conmigo, no veo la necesidad de esperar como becerros para que nos den de comer, como si nos regalaran la cena. ¿A qué punto hemos llegado? Me pregunto si no será mucho mejor organizar algún tipo de sistema para que la gente no haga cola con dos horas de antelación pudiéndose quedar sin cenar a pesar de ello.

Entraría en más profundidad, también en nuestro fanatismo por lo extranjero y cómo desprestigiamos lo nuestro que es, sin duda alguna, nuestra verdad. Todo se andará. Mientras tanto, practiquen el #sachismo, me lo agradecerán.

Clara PVillalón Miss Migas

Me llamo Clara, y lo soy. Soy creativa, testaruda, divertida y un poco locatis. No cierro discotecas y me gusta comer con las manos; si tengo que elegir me quedo con una cocina tradicional pero renovada, sin demasiadas esferificaciones ni metales preciosos.

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