Hoy en día es bastante habitual escuchar conversaciones o debates más o menos interesantes en torno a la Gastronomía; hace unos años, sucedía lo...

Hoy en día es bastante habitual escuchar conversaciones o debates más o menos interesantes en torno a la Gastronomía; hace unos años, sucedía lo contrario: comer era una necesidad biológica que en algunos casos se convertía en un hecho milagroso debido a la precariedad de muchas familias en esta nuestra querida España. A pesar de la penuria generalizada, existía un grupo de privilegiados que, por una u otra causa, pudieron disfrutar de los buenos vinos y manjares que nos acompañan desde la antigüedad. A este grupo perteneció sin duda un reputado escritor, creador entre otros, del peculiar inspector Pepe Carvallo; ya sabéis sin duda que me estoy refiriendo al malogrado Manuel Vázquez Montalbán.

Su afición a la Gastronomía la trasladó con vehemencia a los personajes de sus novelas y además se atrevió a plasmar en un libro una serie de reflexiones históricas, sociológicas y filosóficas sobre la sana costumbre del bien comer. El libro, en un ataque avanzado a la época en la que fue escrito, lleva por título ‘Contra los Gourmets’. En él reflexiona el autor sobre la excesiva pomposidad que en ocasiones acompañan al acto de comer y a todos aquellos que presumen de amplios conocimientos sobre lo que se debe comer y beber para estar a la moda.

Vázquez Montalbán escoge cuatro alimentos básicos, humildes y fundamentales como son el pan, el queso , el jamón y el vino para hacer un recorrido histórico bien documentado con datos y recuerdos de sus enormes conocimientos en el amplio campo de la Gastronomía.

Como preámbulo, un breve repaso histórico con reconocimiento al descubrimiento del fuego y leves incursiones en la civilización egipcia, griega y romana. La filosofía entra en acción en el último capítulo que el autor titula ?Hacia una teología de la alimentación?; los hábitos alimenticios, la obesidad y multitud de citas de importantes y reconocidos filósofos ocupan las últimas páginas de este sugerente libro que hoy, queridos gastrolectores, os sugiero como lectura placentera.

Para finalizar, una frase que ocupa la contraportada: «El gourmet jamás olvida el nombre del muerto. Es más, mientras se lo come hace expresa mención de él, sea jabalí o alcachofa, y recuerda otras devoraciones y asesinatos anteriores porque el placer de comer suele ir acompañado del de la memoria de pasados festines».

Ángel Luis Gómez Calle Crítico literario

Profesor de la Escuela de Hostelería del IES Fuente Fresnedo de Laredo.

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