El Conde Luna sorprende de nuevo

Décimas jornadas dedicadas al bacalao, bien pensadas y con una interesante oferta.

El Conde Luna nació en 1965 de la mano de José Roca y, en poco tiempo, se convirtió en uno de esos restaurante de moda en los que lo mismo estabas inmerso en una boda familiar como en una cena de sardinas y bonito en pleno mes de julio. Su creador tuvo entonces una gran visión comercial que le ha hecho continuar al frente del local hasta hace unos pocos años. Hoy en día es su hijo José Antonio el que tira de las riendas del negocio, que sigue siendo un lugar de visita obligada, donde se cuida el producto de temporada, se organizan jornadas y se continúan divulgando los productos del mar y la tierra sin olvidar las raíces caseras de su cocina. Y es grato ver a Pepe Roca echando una mano, ya más relajado, como de visita, pero siempre amable y profesional con el cliente.
El Conde Luna está inmerso estos días en las décimas jornadas del bacalao, uno de los pescados que en este restaurante se tratan con auténtico magisterio. Jornadas que comenzaron el pasado día 10 y terminarán el domingo 26 de junio.

La fórmula es sencilla. Cinco primeros platos y cuatro segundos, más un postre casero, vino de crianza y café, por 24 euros (IVA) incluido.

Para comenzar, nada mejor que unas ricas y jugosas croquetas o unos buñuelos crujientes, en su punto. Dos texturas y dos sabores de un mismo producto totalmente distintos. Otras creaciones del chef Armando Franco son los garbanzos con bacalao y la ensalada templada de bacalao. Un destacado protagonismo tiene la crema de purrusalda con láminas de bacalao. Suave combinación, ideal después de los fritos.

Después, unos clásicos pimientos rellenos, bacalao a la plancha con sus ajitos y tacos de bacalao rebozados. En este apartado destaca también una de las especialidades de la casa: el bacalao al horno con salsa de pimientos choriceros. El pescado en su punto de sal con una salsa ligada, muy casera, que resalta el sabor de todo el conjunto.
Se puede pedir bacalao al pil pil a pesar de que no figura en el menú de las jornadas, siempre que no sea para muchas personas. Rico bacalao con su salsa espesa, bien desalado y en una abundante ración. Buena la mano del cocinero a la hora de elaborar este plato.

Los postres del Conde Luna merecen un apartado aparte. Un cierre muy dulce y casero de la comida, con cuatro opciones a la cual mejor. Muy recomendables son la tarta de chocolate, original dentro de su clasicismo, y la de queso, auténtica con su mermelada de frambuesa de cobertura. Tarta de manzana, leche frita y flan de huevo y caramelo completan este apartado.

Un café y quizás un chupito de licor serán el remate al menú de unas jornadas bien pensadas que comenzaron con más platos en su oferta, y que se han ido reduciendo con el paso de los años atendiendo al gusto de los clientes habituales. Menos platos para ser aún mejor tratados y que satisfagan, además, a todos.

Pepe Roca puede sentirse orgulloso de ver como, después de 50 años, su negocio sigue estando en la cima.