Una de las ensaladas más internacionales que existen y que en cualquier lugar del mundo puedes comerte es ésta. Hay unas mejores que otras,...

Una de las ensaladas más internacionales que existen y que en cualquier lugar del mundo puedes comerte es ésta. Hay unas mejores que otras, pero cuando doy con una rica la convierto en una de mis favoritas. Lo que últimamente me encuentro en casi todas partes es una salsa césar de bote que, por lo menos a mí, no me gusta y que no tiene mucho que ver con la salsa de verdad.

Existen muchas recetas para hacer el aliño de esta ensalada, yo os voy a dar la mía, no sé si se acerca mucho a la receta original pero está muy rica y le da un toque muy sabroso a la ensalada.

Otra de las particularidades de esta famosísima ensalada es que se puede acompañar de casi todo: salmón, pollo o incluso bonito; un buen ejemplo de la versatilidad que tiene, pero de esto hablaremos luego.

En primer lugar vamos a presentar los ingredientes con los que tenemos que contar para hacer la ensalada. Lógicamente la lechuga es uno de los principales. Abrimos debate, normalmente se utiliza la lechuga romana o de oreja de burro, de forma alargada y con hojas muy crujientes, y es cierto que esa textura es característica del plato, pero en realidad la podéis hacer con la que más os guste, incluso está buenísima con los clásicos cogollos.

Otra de las cosas importantes que lleva esta ensalada es el pan tostado, fundamental. A mí me gusta hacerlo en la sartén previamente mojado con un poco de aceite de oliva y que quede bien crujiente.

El queso parmesano es otro de los clásicos que añadir, cortado en finas lascas que aportan potencia y sabor.

Pero, sobre todo, lo que va a marcar la diferencia de vuestra ensalada es la salsa césar con la que la reguéis. Yo os propongo que con un huevo, una cucharada de mostaza, una pizca de ajo (al gusto), un chorro de zumo de limón, 4 anchoas, pimienta negra y un aceite de oliva 0,4 para que no destaque el sabor, hagáis algo parecido a una mayonesa muy ligera, que no quede muy espesa, para que cuando la sirváis se deslice por las hojas de lechuga y llegue a todos los rincones de la ensaladera.

Y ya está, no tiene más secretos. Es una ensalada césar en toda regla. Lo que sí me gusta a mí añadir es unos trozos de pollo bien crujiente para que casi se convierta en plato único. Le pedimos a nuestro carnicero que nos haga en filetes no muy finos una pechuga de pollo y los salpimentamos, los pasamos por harina, huevo y panko –ese pan rallado japonés del que ya hemos hablado en alguna ocasión–, lo freímos bien y cortamos los filetes en tiras.
Disponemos la lechuga en el fondo de una fuente, el pan frito cortado en dados, el parmesano en lascas y las crujientes tiras de pollo y finalmente la salsa por encima. 100 % recomendable.

Ricardo Ezcurdia Cocinero

Para este profesional del mundo de la joyería la cocina es su auténtica pasión, lo que le ha llevado a realizar numerosos cursos junto a grandes cocineros. Esta afición le animó a inscribirse en el concurso televisivo Master chef, donde en alguna edición se ha quedado a escasos pasos de ser seleccionados. Colaborador habitual en Cantabria en la Mesa, pone el contrapunto con sus artículos dando la visión del cocinero aficionado, compartiendo con los lectores sus recetas y sus trucos.

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