Alimentación y salud de la piel Alimentación y salud de la piel
La piel es un órgano que nos protege de las agresiones del exterior y, por ello, está sometida a la sequedad, el frío, el... Alimentación y salud de la piel

La piel es un órgano que nos protege de las agresiones del exterior y, por ello, está sometida a la sequedad, el frío, el calor, los rayos del sol, la contaminación y los microbios patógenos. La piel necesita de cuidados para mantenerse sana.

Hoy día existen un amplio surtido de productos que podemos aplicar sobre la piel con diferentes propósitos. Pero lo que mantiene a la piel joven y saludable es una adecuada nutrición que permite que le lleguen los nutrientes a través de la sangre que la irriga.
La piel debe estar bien hidratada para que sea flexible y elástica. Podemos untarnos de cremas hidratantes, pero la piel se hidrata bebiendo abundante agua o bebidas que la contengan (por lo menos dos litros, más en verano) y alimentos ricos en agua: frutas como el melón o la sandía y verduras como la lechuga o el tomate.

Uno de los peores enemigos de la piel son las radiaciones solares que producen radicales libres que destruyen las estructuras de la piel le restan elasticidad, aparecen arrugas y un aspecto envejecido. Hay un montón de cremas y liposomas con antioxidantes para combatir este efecto del sol. Pero lo más eficaz es proporcionar a la piel una buena cantidad de antioxidantes mediante la ingestión de algunos alimentos como son las moras, arándanos, fresas, frambuesas, grosellas, granadas, las verduras de hojas color verde oscuro como las espinacas, las acelgas o el brócoli, verduras o frutas de color amarillo o anaranjado como calabazas, zanahorias, naranjas, toronjas, mandarinas, y el té verde.

La piel está permanentemente cubierta de grasa que segregan unas glandulitas minúsculas, las glándulas sebáceas. Esta grasa mantiene nuestra piel impermeable y sana. El tipo de grasa es importante y depende en gran medida del tipo de grasa que consumamos habitualmente.
La grasa más saludable para la piel es la misma que para el resto del organismo: las grasas poli insaturadas omega tres. Ya saben que abundan en tres alimentos que no pueden faltar en nuestra dieta: pescados azules, nueces o chía. La piel está cubierta de bacterias que ejercen una función beneficiosa. Estas bacterias buenas nos protegen del ataque de otras que podrían causar enfermedad. Pero además estas bacterias están en cierta forma conectadas con las que habitan en nuestro intestino. Muchos problemas digestivos suelen dar la cara ocasionando problemas en la piel. Así que para tener una piel sana hay que tener un intestino sano.
Debemos consumir alimentos ricos en fibra vegetal, yogures y alimentos fermentados, como el chucrut.

La piel tiende a inflamarse como reacción frente a las agresiones diarias. Podemos llegar a sentir que nuestro rostro, manos o brazos están inflamados. Para controlar este proceso los alimentos anti inflamatorios, de los que hemos hablado hace poco, son muy beneficiosos. Resaltamos para la piel toda la familia de los «allium», ya saben, cebolla, ajos, cebollino, puerros, chalotas.

Finalmente recordad que tenemos cinco kilos de piel que precisan vitaminas y minerales en abundancia para desempeñar su función defensiva, por eso debemos comer cada día frutas y verduras en abundancia.

José Enrique Campillo Médico

Catedrático de fisiología y experto en nutrición y alimentación.

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