Andaba yo un día de esta semana que se nos acaba entregado en cuerpo y alma a un revitalizan paseo matutino por el seductor puerto pesquero de la villa donde duermo y...

Andaba yo un día de esta semana que se nos acaba entregado en cuerpo y alma a un revitalizan paseo matutino por el seductor puerto pesquero de la villa donde duermo y como bastantes días
del año, cuando de pronto y al ver que casi todos los barcos estaban atracados en el puerto, me dije a mí mismo: «Tienes que buscar un libro que hable de pescados y de peces, de la pesca y la gastronomía pesquera». Y en una balda cercana, frente a mis ojos, apareció un ejemplar de los que conviene acariciar de cuando en cuando: ‘Los Pescados Azules de nuestras Costas’, editado por el FROM a finales del pasado siglo XX. El viaje comienza con una sabia reflexión sobre lo que podemos denominar ‘pescado azul’, para soltarnos de forma inmediata una larga nomenclatura de más de treinta tipos de pescados azules que abundan por nuestras costas con sus diversos nombres en cada una de nuestras comunidades costeras.

Pasa a continuación a relatarnos de una forma más detallada la naturaleza de las nueve especies más importantes: atún, bonito del norte, caballa, pez espada, jurel o chicharro, palometa, boquerón y sardina. El siguiente capítulo está dedicado a los aspectos económicos y sociales (el empleo en el sector pesquero, la entrada en el Mercado Común, producción pesquera…), que da paso a un amplio tratado sobre los métodos y artes de pesca: la almadraba, el arrastre, cebo vivo, cerco, currican…

Ya en la mitad del libro y ocupando un espacio importante, un apartado para hablarnos del tratamiento industrial de los pescados azules: pescado fresco, congelado, de cultivo, salazones,
conservas… Para acabar, Gastronomía, valores alimenticios, maridajes y recetas de algunos de
los grandes chefs de la época. Y como yo sé, queridos gastrolectores, que os gusta la poesía y el mar siempre fue una inagotable fuente de inspiración para los buenos poetas, os dejo con un breve fragmento de Federico García Lorca:
«¡Pobre mar condenado a eterno movimiento, habiendo antes estado quieto en el firmamento!»

Ángel Luis Gómez Calle Crítico literario

Profesor de la Escuela de Hostelería del IES Fuente Fresnedo de Laredo.

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