El otro día me levanté y el mundo había cambiado. Sí, el muy osado había decidido venderse al caos -sin avisarme, traidor- y había...

El otro día me levanté y el mundo había cambiado. Sí, el muy osado había decidido venderse al caos -sin avisarme, traidor- y había convencido a los transmisores de noticias para propagar la mala nueva: la Organización Mundial de la Salud ha determinado que la carne roja y los procesados cárnicos son cancerígenos. Sí señores, el fin ha llegado y no, no va a ser como alguna de las catastróficas películas de Spilberg sino que las vacas locas han decidido -por fin- ser letales.

Parece casi el principio de una historia de terror al más puro estilo Día de los Muertos, como si la OMS necesitase participar en eso del ‘truco o trato’, pero, sea como sea, lo que está claro es que la alarma ya ha sonado y las salchichas, el bacon, el chuletón, los jamones y otros embutidos y carnes se han puesto en una lista negra postulándose como claros incentivadores de cáncer colorrectal.

Ahora bien, ¿cuánta cantidad tenemos que ingerir para que esto sea relevante? ¿Por tomarme un filete o una hamburguesa con bacon y queso voy a sufrir mañana de esta dolencia? Obviamente no, y aquí es donde reside el quid de la cuestión. Todo, en exceso, es negativo y la OMS lo único que quiere advertir es que un abuso de estos productos puede ser nocivo para la salud y que por mucho que Oscar Mayer intente meternos en la cabeza que sus productos son saludables no dejan de ser una masa de diversas carnes, menudillos y vísceras que para salir del aprieto una noche están bien, pero no para que sean la base de nuestra dieta.

Cada tanto se publica algún artículo sentenciando algún alimento: más de dos huevos a la semana es malo para el colesterol, las hormonas que les pinchan a los pollos provocan cáncer (u homosexualidad, según algún dirigente sudamericano), las verduras son tóxicas por sus pesticidas así que tenemos que comprarlas ecológicas (y algunos bulos a esto asociado), cuidado con los metales o los anisakis que contienen los pescados, etc; así que reflexionemos un segundo al respecto y no seamos hipócritas: el tabaco es una de las mayores causas de cáncer y bien que muchos de ustedes siguen fumando a pesar de ser conscientes de ello, y no sólo un cigarro un par de veces a la semana sino una cajetilla entera día tras día. Al final, el secreto está en encontrar el justo equilibrio para que la balanza no se descompense o no respirar la contaminación masiva en la que vivimos o, si se creen las noticias alarmistas que publican los medios (extrayendo sólo pinceladas de artículos profesionales que significan muchas más cosas), siempre pueden mandarme todos los jamones de Navidad que ya no quieran comerse a mi ONG personal -sin ánimo de lucro, ya saben- que, gustosamente, se encargará de deshacerse de ellos.

Clara PVillalón Miss Migas

Me llamo Clara, y lo soy. Soy creativa, testaruda, divertida y un poco locatis. No cierro discotecas y me gusta comer con las manos; si tengo que elegir me quedo con una cocina tradicional pero renovada, sin demasiadas esferificaciones ni metales preciosos.

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